¡Las aguas agitadas en el PSOE!

¡Las aguas agitadas en el PSOE!
¡Las aguas agitadas en el PSOE!

Al parecer, las aguas en el PSOE están muy revueltas. Y lo están, porque le están viendo las orejas al lobo. No es extraño, por tanto, que desde el mismo interior las estén agitando a la desesperada. Hasta tal punto que han pronosticado, a bombo y platillo, para movilizar a su electorado, que Cort hundirá el Gobierno de progreso. Públicamente reconocen que tienen perdida la Alcaldía de Palma. ¡Cómo estarán de indignados para prestar tal servicio al centroderecha! Sólo puedo desear que esta vez ojalá no se equivoquen.

Lo del Gobierno de progreso, sin embargo, es una especie de martingala socialista para engañar a tanto ignorante como propicia. ¡Mejor que no se repita! Pensar en progresista es una quimera con la vigente Ley de educación del Gobierno Sánchez. Me cuesta creer que alguien piense que Armengol y compañía puedan garantizar un gobierno progresista para Baleares a partir de la educación, que han abrazado sin rechistar. Practican un indecente seguidismo de quien todos sabemos, que a la vez les obliga a rendir pleitesía a lo que probablemente más le repele a cualquier mallorquín.

Para asegurar una convivencia social, de orientación progresista, que suscribo y apoyo, no es suficiente con invocar el sentido de pertenencia.
No basta con ser nacionalista ni con acreditar su supuesta iluminación clerical. Hay, por el contrario, que reforzar los fundamentos de la vida común. Cosa, por cierto, que el Gobierno Sánchez y sus radicales de extrema izquierda debilitan a diario con su política de división, de polarización, de entreguismo a quienes confiesan su afán en destruir España. Política, por cierto, de la que ha sido cómplice manifiesto el Gobierno Armengol con su indecente seguidismo. En esta exigencia, no debiera existir duda alguna, al menos si se quiere, como se dice, servir a esta tierra. Están en juego los fundamentos mismos de la vida en común.

Si realmente queremos una sociedad civilmente desarrollada, venimos obligados a entender que, como ha subrayado Francisco, «la honestidad, la justicia, el sentido del deber y la transparencia son pilares esenciales» de la misma. Una sociedad progresista, ciudadanos y gobernantes, lucha por extirpar la ilegalidad y la corrupción, que permiten erradicar la delincuencia y la criminalidad, por imponer la transparencia, por garantizar frente a todos la libertad y por «tejer respetuosamente la armonía entre las generaciones, sin dejarse absorber por homologaciones artificiales y colonizaciones ideológicas» (Francisco). Por desgracia, por estos pagos mediterráneos estamos a años luz de semejante lucha. Carecemos de un verdadero liderazgo como se ha comprobado en sus dos mediocres legislaturas al frente del Govern. No pidamos, por tanto, peras al olmo. Nos volveríamos a equivocar.

Por lo demás, a los tres disparates simultáneos (Pride, Policía local, Santa Catalina) que con toda razón se han endilgado a Cort, yo añadiría la dejadez y el abandono del cuidado de la ciudad. Resulta clamorosamente acusadora su suciedad. No digamos nada de cómo gestionan la EMT. Sencillamente, de vergüenza ajena. Tienen varias líneas dejadas de la mano de Dios, con material escaso y antiquísimo, de veintitantos años o más, que te deja con frecuencia tirado, que a veces es un drama abrir la única puerta para el usuario en las distintas paradas del recorrido. Una auténtica vergüenza para una ciudad paraíso como Palma. Por cierto, sr. Alcalde, ¿tiene fundamento el rumor que corre con fuerza entre los empleados de la EMT de que buscan desacreditar la empresa y así privatizarla? ¡Lo que les faltaba!

El otro día recibimos, como contraste, una gran lección del pueblo andaluz, mal que le pese al nacionalismo. Ha triunfado la moderación, el sentido común, la normalidad, la madurez, el centro político. Y esto, digan lo que digan ciertos medios de comunicación. Ya se sabe de qué pie cojean. Respetemos la voluntad popular.

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