21 de julio: ¿congreso nacional del PP?

21 de julio: ¿congreso nacional del PP?

Por mi cuenta y riesgo: es realmente aventurado pronosticar esta fecha pero todas las pistas conducen a ella. ¿De 2022 o de 2023? La apuesta de este cronista abunda preferentemente en el próximo año. ¿Por qué? Pues porque en ese momento ya habrán concluido todas las convocatorias provinciales y regionales en las que, ya se puede adelantar, habrá una enorme revolución interna. Hay otro argumento que abona el año 2022: la posibilidad, cada día más debatida, de que Sánchez cierre por anticipado el Parlamento. A Casado no le puede pillar Sánchez sin ahormar, por fin, un Partido Popular a su imagen y semejanza. Ahora, pese a todos sus esfuerzos, no lo tiene conseguido del todo; hay algunas convulsiones que le tienen preocupado. Y en el frontispicio de todos los debates, Madrid, su Comunidad y su amiga Isabel Díaz Ayuso.

Verán: cuando parecía que en el PP había estallado la paz, vuelve un cierto jaleo a su patio de vecindad. Y todo a cuenta no del Congreso Nacional, que ese, lo acabamos de escribir, tiene fecha más o menos pensada, sino al de, precisamente, Madrid. Lo que se creía es que, tras al estruendo clamoroso de la Convención de Valencia, la Dirección Nacional del partido, es decir Teodoro García Egea, había impuesto sus razones y sus decisiones, y su interlocutora pertinaz, Ayuso, había aceptado sin remilgos, que su reunión regional siguiera la pauta general de todo los demás territorios y tuviera lugar antes del próximo mayo. Pero, ¡ca!; de pronto se ha colado de rondón en la relación entre las dos partes, una filtración interesada: la de que Egea amenazó al jefe del gabinete de Ayuso con la especie de que, a lo peor, Ayuso no fuera a ser presidenta del PP madrileño. En una de las dos partes, la que atiende genéricamente por “Génova”, se malicia que este cohete más o menos borracho, ha sido disparado desde otro lugar céntrico de la capital: la Puerta del Sol, donde niegan sin embargo, según tiene constatado este cronista, la mayor: “Nosotros no hemos sido”.

Egea, por su lado, esgrime datos y declaraciones para asegurar que nunca se le puede atribuir la duda sobre la candidatura de Ayuso a la Presidencia de un partido que ahora mismo está ciertamente hibernado. Se puede asegurar que, realmente, en momento alguno, Egea, ha puesto en solfa públicamente la primogenitura de la jefa madrileña. Aunque algunos gestos ambiguos hagan pensar lo contrario ¿Qué está sucediendo ahora? Pues un observador imparcial concluye con que los rendidos en Valencia, todo el equipo de la presidenta, no se ha dado sin embargo por vencido y lucha denodadamente porque el fatigoso Congreso regional se realice cuanto antes, bastante antes de lo que “Génova” (otra vez la denominación genérica que pronto se ignorará por cambio de sede) tiene en sus previsiones. Quizá estemos otra vez en el toma y daca por parte de unos y otros, en una soterrada confrontación que paradójicamente todos dicen detestar. Casado ha ordenado ignorar estas filtraciones porque, con todos los motivos del mundo, sabe que una renovada antinomia entre su secretario general y Ayuso, sólo deteriora al PP. Fíjense cómo las encuestas más recientes revelan que el pasado jaleo le ha costado no menos de punto y medio en las profecías electorales que se están publicando.

Este nuevo y oculto (por ahora) altercado endógeno encierra por lo demás el recelo que tiene “Génova” de que un triunfo clamoroso de Ayuso en “su” Congreso le dejaría con las manos libres para hacer lo que le viniera en gana, lo que en épocas preelectorales ya sabemos lo que esto significa: componer al gusto propio las listas electorales (incluida la del Ayuntamiento de la capital), que son el verdadero órgano de poder de un partido a la usanza española. Así las cosas, y regresando al principio: se está abriendo ya una campaña electoral permanente a la que el PP no puede llegar sin solucionar sus aparentes trifulcas que, desde luego, no son precisamente pellizcos de monja. Convocar el Congreso Nacional en este año próximo llevaría consigo, entre otras lindezas, a abordar los comicios de Andalucia (y otros que se puedan abrir como Castilla y León y quizá la Comunidad Valenciana) con un liderazgo fuerte e indiscutido, el de Casado, que aparezca inequívocamente como la gran alternativa a la infame coyunda de Sánchez con los leninistas de Díaz, los enrabietados de Errejón y toda esa ralea en la que el PNV (“a ver que saco yo de todo esto”) actúa de actor invitado, el que sigue apoyando a este miserable personaje desde la moción de censura de 2017. La reunión partidaria se convierte así en un benéfico bálsamo de fierabrás destinado a no sanar las heridas propias, sino a echar sal de la mala a las ajenas.

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