Manual de inconsciencia

Manual de inconsciencia

Cervantes aconseja “no fiarse de los autores de vocación tardía” y Quevedo fulmina a los fatuos pues “la soberbia nunca baja de donde sube pero siempre cae de donde subió”. Sánchez, siendo inculto, desoye a tales genios y firmará un segundo libro que no ha escrito tras haber plagiado su procaz ópera prima. ¡Qué poca consideración muestra hacia la Literatura y el Arte de escribir! ¿Cómo se atreve este intrusista a aparecer en la portada de su último pitorreo con afán de embellecerla por la cara? ¿Quién le embaucó y propuso ese título de ‘Manual de resistencia’, rótulo copiado de un vulgar catálogo de muelles de colchón, cuando el desparrame neurológico del iletrado debería titularse ‘Manual de inconsciencia’?

Nunca imaginé que un maniquí de grandes almacenes que se instaló en Moncloa de chiripa, pudiera escribir un libro con más de dos, o tres, páginas. Yo creía que la Literatura era patrimonio de escritores y lectores que aman el idioma en el que aquellos se dan a conocer, pero jamás supuse que un infradotado, de la talla de Sánchez, podría estar próximo a emularlos, al decidir publicar otro mamotreto 100% chungo, dándoselas de Cervantes o Quevedo. Al parecer, la prosa prostituida tiene tirón. Cualquier plagio del ególatra está en oferta. Su editor halló un filón y se hará de oro vendiendo la inconsciencia del títere, cuyo único mérito literario consiste en ser traidor a España durante la segunda década del siglo XXI.

Sánchez usó un negro en la cum fraude, y ahora, tira de una negra, Irene Lozano, secretaria a sus órdenes, para acotar y maquillar las necedades que contiene el ‘Manual de resistencia’. Va de negro en negra y se tira el pegote de ser un escritor, siendo un papanatas a merced de los cafres que contrata, pues sólo publica las sandeces que dicta y se le ocurren en el Falcon. Lleva meses sin dar la cara en el Congreso. Anda en Luxemburgo, tras tragarse 21 vejaciones del pirata Torra contra el Estado que él debería presidir. Huye plagiando disfraces de Mortadelo, pues plagiar es lo suyo. Sánchez, el héroe de la resistencia, hoy se disfraza de dinamitero, pretendiendo dinamitar a España y todas sus instituciones.

Afortunadamente salió Felipe González para enmendarle la plana al traidor, y Alfonso Guerra, para cachondearse del zoquete, que ha perdido el conocimiento y por ello, la capacidad de percibir y darse cuenta de lo que le rodea, según nos define la RAE, la inconsciencia. Así que el zafio de Sánchez se vaya a Parla (ustedes me entienden), convoque elecciones y se interne en un psiquiátrico.

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