Europa, ¿más pasado que futuro?

Europa, ¿más pasado que futuro?

Días éstos de nieve y frío, bajando las temperaturas y la destemplanza contagiando a la economía de la zona euro que crecerá este año al 1,3%. El paso atrás del crecimiento del PIB de los países del euro es preocupante porque en 2017 fue del 2,4%, 2018, según la Comisión Europea, se cerró con el 1,9%, en 2019 cae al antedicho 1,3% y para 2020 repuntaría al 1,6%. Sea como fuere, lo que está meridianamente claro es que la zona euro y, por consiguiente, la Europa nuclear está algo constipada y habrá que ver si ese resfriado se queda simplemente en eso o, por el contrario, pasa a mayores. Europa tiene todos los visos, al paso que se está moviendo tanto en el marco económico como en el contexto político y social, de cavar su propia fosa y, con los años, de convertirse en el gran parque temático del mundo a modo de una de las grandes maravillas, aunque hablando en pasado. ¡Ojalá erremos, pero Europa tiene más pasado que futuro, tal cual están las cosas actualmente!

En las previsiones económicas dadas a conocer por la Comisión Europa, que son las correspondientes al invierno de 2019, salta a la vista una serie de detalles. Flaquea Alemania, por la contracción de su demanda externa y la producción industrial menguando, con un nítido debilitamiento de su mercado exterior como consecuencia del duelo entre los titanes mundiales, Estados Unidos y China; Francia anda cabizbaja y cualquier atisbo reactivo susceptible de darse con el llamado ‘Efecto Macron’ ha pasado a mejor vida, en un país donde el descontento popular y social se deja notar con tanta protesta; Italia, paralizada con su rumbo político desnortado y pisando arenas movedizas tanto internas como externas, se encuentra en encefalograma plano.

Reino Unido sigue navegando por el Atlántico, a esa velocidad de crucero genuinamente británica y conduciendo por la izquierda, y nuestra querida España, en principio y si todo sale bien, se comportará creciendo, según Bruselas, al 2,1% en 2019, por debajo de Irlanda (4,1%) y en 2020 llegará el momento difícil porque la economía española se quedará por debajo del 2%, concretamente el 1,9%, lo que psicológicamente después de haber crecido al 3,6% en 2015 confirma plenamente la tónica de desaceleración en la que estamos inmersos. En definitiva, habrá, sí, crecimiento económico moderado en el plano europeo en 2019 por la bonanza de la demanda interna y gracias a tres factores: mejora del mercado laboral, condiciones financieras favorables y política fiscal expansiva. Europa se resiente de la caída del comercio mundial, se turba por las incertidumbres y está atenazada por tensiones sociales y políticas.

¿Y España? Aquí se ralentiza el consumo privado, rebota la tasa de ahorro – síntoma de que los españoles no vemos el futuro con excesiva confianza y vamos tomando posiciones defensivas y pertrechándonos -, y atención porque ahora es Bruselas quien lo afirma: este año se dará moderación en la creación de empleo en parte por culpa de la subida del salario mínimo. Y el complicado entorno global, con sus riesgos y amenazas al más puro estilo de la peligrosa jungla, nos puede deparar algún que otro golpe pese a nuestro entusiasta empeño exportador y a la inercia aún positiva del turismo. Por cierto, que Bruselas, también se suma a los escépticos en materia de ingresos tributarios previstos en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019 y duda, entre otras cosas, de la efectividad de la recaudación de la Tasa Google.

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