El garbo de la industria farmacéutica

El garbo de la industria farmacéutica

Las compañías tecnológicas y las farmacéuticas van al alimón. ¿Se digitaliza, pues, la salud? En efecto. Alphabet, Microsoft y Apple incrementan sus peticiones de patentes en salud y la industria de la salud se reconvierte en industria tecnológica de la salud. Farmacéuticas y tecnológicas forman alianzas en campos como la diabetes, respiratorio, oncología, neurología y cardiovascular para desarrollar nuevos productos, aplicar datos a investigación y desarrollo e innovar y mejorar productos y servicios relacionados con la salud.

Actualmente y en el futuro, uno de los grandes sectores en el que poner el foco económico es el de la salud. ¿Por qué esas alianzas? El desarrollo de los fármacos progresa en investigación y desarrollo y se necesita combinar genómica, Big Data e inteligencia artificial. La presión de los precios, la disrupción tecnológica y el protagonismo de los pacientes irrumpen en el tapete económico de la salud y la tecnología médica entra en una etapa incipiente. En cierto modo, si observamos la concentración de las 100 mayores grandes empresas por capitalización bursátil en el pasado verano, se infiere el acercamiento natural entre ambos sectores que, con el de las finanzas, son los que presentan las grandes compañías del mundo.

Por consiguiente, en los tiempos actuales, se hace indispensable juntar el conocimiento científico de la industria farmacéutica y de los pacientes y clientes con la necesidad de disponer de herramientas para afrontar las transformaciones. La baza de las tecnológicas en este sentido es fundamental: medicamentos cada vez más caros, evaluación de resultados, medición del impacto de los tratamientos. Sanofi y Alphabet; Pfizer e IBM; Novartis y Microsoft, J&J y HP o GSK y Alibaba son algunos de los duetos que debemos escuchar a partir de ahora. La medicina, por añadidura, avanza con fuerza en el campo de la genómica. Entre otras, la solución para combatir el cáncer, para atacar a los tumores, irá deviniendo en una especie de “traje a la medida” según el genoma.

Y el sector farmacéutico, al arrancar 2019, se mueve y lo hace con garbo. Porque no solo se trata de esas alianzas entre compañías farmacéuticas y tecnológicas. Hay que destacar el brío que el sector farmacéutico impone con la adquisición de empresas de biotecnología. El año despierta con la monumental compra por parte de Bristol-Myers Squibb de Celgene. ¿Objetivo? Seguir avanzando para dar con la panacea en la lucha contra el cáncer. Las biotecnológicas concentran grandes esfuerzos en investigación y desarrollo, cosechando buenos resultados, pero con elevados costes de financiación. Los líderes farmacéuticos necesitan jugar fuerte con medicamentos y disponen de los recursos financieros para progresar en las investigaciones.

El campo de la oncología concentra las miradas de unas y de otras. Bristol-Myers sobresale con sus medicamentos en los tumores sólidos. Celgene está especializada en medicación para el tratamiento de la leucemia. Hablamos de una compra que rondaría los 90.000 millones de dólares. además, Eli Lilly se hace con Loxo Oncology pagando 8.000 millones de dólares a tocateja. ¡2019 arranca con fuerza en operaciones corporativas y esperanza en la lucha contra el cáncer!

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