Sánchez y el ridículo internacional

Sánchez y el ridículo internacional

No todo iba a ser malo tras el acuerdo entre Reino Unido y Europa sobre el Brexit que ha dejado a España apeada de todo lo relativo a Gibraltar. Ahora, toda la comunidad internacional tiene la certeza de que Sánchez y su Ejecutivo son, además de sinvergüenzas y mentirosos, neuronalmente yermos. Después de aquella llama nepalí de ERC que esputó al ministro de Exteriores en el Congreso de los Diputados, hasta Fabián Picardo se ha tomado la licencia de trolear al JFK de Cobo Calleja residente en La Moncloa al compararle con Francisco Franco Bahamonde: “Persiguiendo la soberanía de Gibraltar de la manera en que lo ha hecho, no está haciendo nada más que imitar al mismísimo Generalísimo”. O sea que, ¡de tanto escarbar en el Valle de los Caídos al pobre necrófilo del Falcon se le ha metido el muerto dentro!

Hasta el llanito maximus de la roca sabía que encargar la cuestión de la dignidad hispánica a un tipo auspiciado por golpistas era tan pertinente como confiar a una madame la honra de las monjas del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Ni los oficialistas progres de los cenáculos del PSOE se tomaron nunca en serio que un político con medio centenar de faltas de ortografía en una tesis plagiada, y que en 2011 defendía la gestión internacional del socialismo invitándonos a “hojear lo k se dice fuera de España de la gestión de Z d la crisis” tuviera la más mínima capacidad de reivindicar el Peñón. Era como contratar a Rafa Mora para una charla de física nuclear.

Sánchez siempre ha sabido que el blindaje de Gibraltar como territorio inglés durante los últimos 40 años no se ha debido tanto a la diligencia de Reino Unido ni al orgullo identitario de los llanitos, sino a que la conservación de la soberanía inglesa les permitía mantenerse al margen de la ruina económica socialista. Y las cifras de La Línea son aterradoras: un 35% de desempleo, una brutal desindustrialización, el desmantelamiento del sector pesquero por la nula protección a los pescadores españoles arruinados por el lanzamiento de bloques de hormigón gibraltareños para ocupar el caladero español, y la servidumbre de los linenses que levantan las persianas gracias a las 30 mafias del narcotráfico instaladas en el municipio gaditano y los 330 millones de euros anuales que mueven gracias a Gibraltar y la proximidad con Marruecos.

¿Qué otra cosa que no fuera la afición de Sánchez de retozar con los dictadores contemporáneos impidió que se paseara por la miseria linense para exigir la soberanía española de Gibraltar y el impulso económico del Campo de Gibraltar durante la semana de negociación del Brexit en lugar de trotar descamisado por la de Cuba? Quizá el emporio financiero y fiscal que Gibraltar supone para los socialistas de la Junta de Andalucía que operan con el modus operandi de la Ministra Calviño. La frivolidad y el desmantelamiento intelectual de un Gobierno compuesto por una banda de ministros reprobados, con sociedades instrumentales, testaferros que nos han conducido a una nueva humillación absurda de la maldición del sanchismo.

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