Los jueces y el francotirador de Sánchez

Los jueces y el francotirador de Sánchez

Aunque discutible, una de las primeras cosas que debe hacer cualquier juez es aplicar la ley sin importarle las consecuencias. Si no fuera así, ningún juez, principalmente mercantil o social, existiría. La mayoría de sus sentencias condenan, en general, a la empresa o al empresario no sólo a satisfacer seguramente un error sino también, en muchos casos, a un perjuicio económico, social y personal de inagotables consecuencias. Sorprende, por eso, que el Tribunal Supremo, en el caso del impuesto de Actos Jurídicos de las hipotecas, no haya deliberado sobre la ley, sino sobre las hipotéticas consecuencias de su aplicación al sistema bancario y a las comunidades autónomas. Igual que ponerse la venda en los ojos antes de disparar.

El error de los jueces de jugar a políticos lo ha aprovechado Pedro Sánchez para jugar a Juez. Ya ven de un error judicial creamos otro error, ahora político. Y todos los errores de unos y otros suman favores a los independentistas. Quien no dudará de los jueces españoles ahora tiene un nuevo argumento para hacerlo. Quien dudará ahora tiene simplemente más munición en su arma. Un arma de precisión con un objetivo claro. Destruir la imagen del sistema judicial español antes del juicio del procés.

Un trabajo de precisión al que sólo faltaba un francotirador. Un abuelo con un rifle telescópico que pide ayuda para disparar a Sánchez por WhatsApp. Un catalán no catalán, de esa área metropolitana de Barcelona denominada «charnega». Como no, amigo de la ultraderecha y mejor aún con alguna reminiscencia franquista. Da igual que fuera detenido hace semanas, que la Audiencia Nacional considerara que era un acto individual, pero para eso tenemos la prensa del movimiento, como Público, para darle alas.

Leyendo España hoy, uno creería que el francotirador es en realidad Pedro Sánchez disparándose a 1.500 metros. Dato obviamente complicado. Aunque, total, quien es político quiere ser juez, también querría ser el que apretara el gatillo. Todo vale por la causa. ¿Qué mejor argumento para movilizar a la gente de supuesta paz de Oriol Junqueras a favor de los Presupuestos de Sánchez que intentar disparar al presidente de España por facha? Mejor aún, de un catalán charnego. Por lo tanto, para ellos no catalán, amante de la guerra. Dan igual los jueces, el presidente o el francotirador. Si el suicidio, inimagible, del Tribunal Supremo semanas antes del juicio del proces sucedió, ¿quién va a decir que no es posible autodispararse a 1.500 metros? En España ya todo se mueve, errores incluidos, para mantener a Pedro Sánchez en el poder y para satisfacer las ansias de independencia de Oriol Junqueras.

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