¡Mentir, mentir y volver a mentir!

¡Mentir, mentir y volver a mentir!

Luis Aragonés logró que España fuera Campeón de Europa con una célebre arenga que enardeció a los jugadores de la selección bajo su mando: “¡Ganar, ganar y volver a ganar!”. El hálito de esa misma frase fue el que usó y transmitió Vicente del Bosque a los suyos – sin obviar citar a su autor – para que España se proclamase Campeón del Mundo. Sabemos que fútbol y política muy poco han de ver entre sí. No obstante, Pedro Sánchez, tan dado al plagio y a plagiarlo todo, rematadamente mal, como torpe felón que es, sólo cambió el verbo, siendo su máxima imperante: “¡Mentir, mentir y volver a mentir!”

Tales genios trajeron gloria a nuestro país, sin pedir nada a cambio. El último de la lista apenas ofrece incertidumbre económica y avería social, a cambio de seguir presidiendo el poder. Por algo nació lerdo, siendo su lema. “¡Mentir, mentir y volver a mentir!”. Pócima que sorbe con tal de no salir de Moncloa, que debería estar habitada por un político cuerdo, comprometido con el bienestar de los españoles, como Casado o Rivera, capaces de impedir el acceso a palacio al del lazo amarillo, etarras y bolivarianos que manejan al títere Sánchez a su antojo, pues abolir la Constitución, vejar a Felipe VI y sostener a un imbécil en el poder, está entre sus pretensiones más rentables.

Según balbucea Pablo Echenique, altavoz podemita sin credibilidad: “PP, C’s y Vox son los Bolsonaro de España”. Ojalá sea cierto, por una sola vez, lo que vomita el tarado, pues de serlo, los únicos que defienden a España gobernarían nuestra Nación, tras unas próximas e hipotéticas elecciones, a pesar de los mil inventos y alcaldadas del CIS, que se empeña en hacernos creer que un zopenco del calibre de Sánchez es una deidad del Olimpo. Y de las encuestas manipuladas.

Según la RAE: “mentir es manifestar lo contrario de lo que se sabe”. Cualquier inmaduro psíquico como Sánchez se refugia en la mentira, adicción que procura la omnipotencia y lleva implícita la narcisista idea de sí mismo. Semejante zoquete cree ser un dios del Olimpo y mantendrá su lema: ¡Mentir, mentir y volver a mentir!, hasta que le abandonen sus socios traidores o unas elecciones le devuelvan al limbo para siempre. Su único mérito consiste en sostenerse a flote en el poder sobre estériles fantasías, pues Sánchez es la viva imagen del náufrago que se tragó la mar. Zeus quiera que sea antes que después, cuando ocurra tal naufragio.

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