Brutal presión sobre los fiscales del ‘procés’

Brutal presión sobre los fiscales del ‘procés’

En septiembre, la señora Segarra, fiscal general del Estado, se avino a recibir a los cuatro fiscales que trabajan en todos los episodios del procés. Madrigal, Moreno, Cadena y hasta Javier Zaragoza estaban ya entonces hasta el gorro de las muchas presiones, directas e indirectas, que estaban soportando para influir sobre su dictamen final. Consiguieron arrancar a su jefa un compromiso de apoyo, pero desde aquel momento no han tenido un día de asueto: la intimidación no ha cesado, el poder político se está empleando a fondo para influenciar la posible decisión de los fiscales. Sánchez se ha pronunciado inequívocamente y sin decoro alguno por la libertad de los presos y está utilizando a peones o mediadores para crear un ambiente favorable no solo ya a la libertad de los sediciosos, sino incluso al indulto para todos ellos.

La bochornosa aparición de Pascual Sala, que fue en su día un repulsivo presidente primero del Tribunal de Cuentas, después del Poder Judicial y finalmente del Constitucional donde consiguió que los proetarras de Bildu fueran legalizados, ha causado indignación entre los profesionales de la Judicatura y la Fiscalía, pero, como me confesaba la pasada semana, uno de ellos: “Es tal la repulsa que sentimos hacia Sala que su intimidación ha provocado un efecto contrario al que él pretendía”. Pero Sala, el demandadero Iglesias, la ministra de Justicia y todos sus adláteres de la izquierda más feroz, saben a lo que juegan.

En el cuarteto mencionado de fiscales cuentan con un aliado: Javier Zaragoza, que tantos servicios ha cumplido para la causa. Están los infrascritos ensayando una artimaña que en otros tiempos les deparó resultados. ¿O es que no recordamos cómo todos ellos y algunos más doblegaron al juez de la Gürtel, De Diego, para que se uniera al pivote de Garzón, Ricardo de Prada, y se pronunciara directamente contra el PP? ¿O es que nadie quiere saber que de Prada es hoy asesor muy cualificado de la ministra de Justicia, Dolores Delgado? La martingala es idéntica: primero crear un ambiente propicio, segundo atosigar a los fiscales y jueces más proclives o timoratos para que se sometan a sus dictados políticos. Entre ellos está, claro está, Javier Zaragoza, que no guarda precisamente la misma opinión que sus compañeros Madrigal, Moreno y Cadena.

Estos tres ni tienen la menor intención de pedir al magistrado Llarena la libertad provisional de los encausados por rebeldía, sedición y qué se yo cuántos delitos más, ni rebajarán las penas que en principio han mantenido para todos los encarcelados y fugados. Pero, ¡atención! ellos ya están siendo víctimas de la curiosa interpretación que Sánchez y sus monagos de pacotilla hacen de la independencia judicial. Sánchez, el recadero Iglesias, el infame Sala y todos los demás trabajan brutalmente para doblegar a los fiscales en una actuación similar a las que durante el franquismo realizaban los jueces y fiscales del Tribunal de Orden Público. La instrucción del procés está a punto de agotarse y las presiones se redoblan. Estos políticos venezolanos que mandan en España defecan en la Justicia libre porque su modelo es el Frente Popular, o sea, la dictadura del proletariado que ellos conforman tan entusiásticamente.

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