Borrell destapa su lado festivo

Borrell destapa su lado festivo

Al de Puebla de Segur le excita el verano. Pero tanto, que le impide razonar. Hoy considera a Cataluña una nación, cuando ayer propuso desinfectar TV3 como medida urgente de higiene para la comunidad autónoma. Algún dulce independentista le ha debido sorber el seso. Vivir en la diversidad te hace tolerante. Este ministro, medio veleta, medio traidor, es uno de esos soplapitos que Sánchez ha incorporado a su afán de perpetuarse en el poder. Mientras el ganso insista en no convocar elecciones, a Borrell le asaltará la duda entre seducir a sus coterráneos, o cumplir con los deberes que exige la Constitución.

La otra noche cené con viejos amigos, hijos todos de diplomáticos que defendieron a España, desde puestos a los que serían destinados en aquellos tiempos de azufre de la dictadura, cuando era imposible defenderla, pues el régimen lo impedía, sacrificando de modo brutal, obsceno, a sus enemigos. De ahí que, unos diplomáticos excelentes, fueran tenidos por los heraldos del terror, siendo, llanamente, leales funcionarios del estado que nos representaban en el extranjero y que, lo único que hacían, era batirse el cobre por España. En toda época, los excesos patrios, han dificultado las labores del servicio exterior.

¿A cuento de qué sale ahora Borrell vomitando sandeces en la BBC? ¿Acaso también pueden considerarse naciones, además de Cataluña, en España, el condado de Essex en el Reino Unido, o el cantón de Lucerna en la Confederación Suiza, y así sucesivamente, recorriendo cada uno de los 49 países que integra Europa? La excitación estival del Ministro de Asuntos Exteriores anda fuera de control, traspasa los límites de la cordura. Un bello y suave proselitista indepe, le ha ganado para la causa, embadurnando sus neuronas con sensualidad. Está tan ciego de amor el ministro inepto, que no piensa en dimitir.

Otro que tal baila, como Sánchez y su tesis fraudulenta. Por mucho que Rivera, ABC, El Mundo, OKDIARIO y otros presenten razones de sobra para que Sánchez y su ministro de líos estivales se vayan a tomar vientos, los dos seguirán soltando filfas. Dios los creó y ellos se juntan. Así nos va.

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