El Diari de la l’agitació

El Diari de la l’agitació

Y en esto llegó la Diada, el primero de los acontecimientos que los sediciosos han programado para explotar en el carrer el que llaman, sin el menor pudor, “El Diari de l’agitació”. El plan se inicia este 11 de septiembre, sigue con el momentazo del aniversario del referéndum de pacotilla del 1 de octubre del 17, continúa al tiempo con el recuerdo, falso o no —¡qué importa el detalle!— de la brutal violencia policial española —los Mossos estaban ese día en el cine—, se dan un remojón de alboroto —porque la cosa no da para más— el 3 de octubre y la añorada “huelga de país” en la que no paró ni Artur Mas, y termina, ¡cómo no! en la declaración de independencia de una república parecidísima a la de Togo. O cosa así.

O sea, el lío en la calle mientras sucede que el Parlamento regional está cerrado a cal y canto, no vaya a ser que se le ocurra alguna barrabasada al orate de turno, se excite la Justicia y abra procedimientos que finalicen con  más combatientes en la cárcel. Sucede lo narrado al tiempo que, por lo bajo y de rondón, estos golfos de la democracia están sacándole los euros de nuestro bolsillo a Sánchez quien ha pedido a cambio, moderación en las algaradas para seguir intoxicando con la martingala imposible de la consulta que ha pactado con su interlocutor favorito: el prócer catalán —a su lado Prat de la Riva era un ágrafo botiguer— Joaquim Torra i Pla.

En todo esto consiste el programa de festejos de los rebeldes en el que en algún momento —ya lo verán— se hará visible de casual que es lo que le presta, Pedro Sánchez, vendiendo la averiada mercancía del diálogo que los sediciosos interpretan solo en clave de trasferencias de la pela de toda  la vida. Claro está que en este plan de “agitació”, escrito pausadamente como un diario de la subversión, no falta lo que ha sido, sino lo que falta por venir, que no es otra cosa que el juicio de los presos y de los fugitivos. De los primeros está diciendo Torra a las familias que no se preocupen, que él les va a sacar, o por las buenas o por las malas, de los segundos, ¡qué decir! viven de perillas en Waterloo. Lo único que echan de menos son las parrilladas de la Barceloneta, que ya se sabe que ellos muy del “poble pla”, el llanísimo pueblo llano al que llevan mintiendo decenios.

Vienen los juicios y un poco más tarde, incluso mucho más tarde, las sentencias. La fiscal general del Estado dirá —si es que dice algo— que no, que a ella nadie le ha presionado para que sus chicas y chicos fiscales rebajen la petición de penas. Es literalmente mentira. Se lo digo en directo. Justicia y la inefable amiga de Garzón, Dolores Delgado, ya le ha echado un tiento a los colegas para ver si se puede hacer algo en el caso. Y, ¿saben qué ha pasado? Pues que éstos y éstas le han hecho una peineta a los transmisores, algo que ha disgustado sobremanera al presidente de la ocupación que esperaba que algún conmilitón se aviniera, como si de un Conde Pumpido cualquiera se tratara, a mancharse la toga con el barro que hay en el camino. Es decir que por aquí hay poco que hacer, amigo Pedro Sánchez.

Lo último en Opinión

Últimas noticias