¿Begoña Gómez es Cristina Cifuentes?

¿Begoña Gómez es Cristina Cifuentes?

No dar la cara tiene consecuencias. El silencio está consumiendo la credibilidad de los Obama de Pozuelo, calificativo que utilizó el propio Partido Socialista para definir a Begoña Gómez y Pedro Sánchez. Más allá del enchufazo de Gómez como directora del Centro de Estudios Africanos (IE Africa Center), ahora el foco se sitúa sobre la legitimidad de los méritos académicos y profesionales contraídos para llegar a ese puesto. Méritos que resultan de lo más cuestionables. Por un momento, parece como si la mujer del presidente Sánchez fuera un remedo de Cristina Cifuentes. Los datos son concluyentes: si atendemos a uno de sus perfiles profesionales, empezó su supuesta licenciatura en Marketing con tan sólo 14 años. Estamos ante un genio precoz o ante un fraude mayúsculo. No hay otra posibilidad y parece más bien la segunda opción.

Para cursar una licenciatura como tal es imprescindible haber pasado la prueba de selectividad y los anteriores cursos de enseñanza secundaria obligatoria. Algo que, obviamente, no se acaba con 14 años. Begoña Gómez no estudió esa supuesta licenciatura en el ESIC, tal y como asegura con premeditada voluntad de disimulo y confusión en algunos de sus currículos. Realmente lo hizo en la Escuela Superior de Marketing y Negocios (M&B) tal y como atestigua la orla que les mostramos en exclusiva este sábado. Un centro formativo cuyo prestigio se resume en que tuvo que cerrar por falta de alumnos. Los títulos de dicha institución no estaban homologados y, por tanto, su validez y solvencia en el mercado laboral se acercaban a la nada.

De ahí que, con el tiempo, los inscritos se redujeran a cero. Así lo confirman algunos compañeros de la propia Begoña Gómez. La mujer del presidente no sólo habría aprovechado la posición de su marido para acceder a un puesto destacado en una institución tan prestigiosa como el Instituto de Empresa (IE), sino que además habría mentido al respecto de su formación, plataforma indispensable para conseguir después los avances profesionales. Ahora es más fácil de entender que el silencio haya sido la única respuesta por parte de los Obama de Pozuelo. Malo es caer en un conflicto de intereses, pero peor aún es tener la inconsciencia de mentir desde una posición tan sensible como la que ocupa el matrimonio. Alguien debe dar una explicación clara y definitiva cuanto antes para que el caso de Begoña Gómez no acabe convertido en un nuevo caso Cifuentes.

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