La amenaza no viene en pateras

La amenaza no viene en pateras

Pocos saben y nadie quiere contar que, desde hace un lustro, España lidera las técnicas especializadas en el combate subterráneo. Así es, el Ejército español está bien enterado de que el extremismo islamita y sus sicarios de la Yihad planean tomar Ceuta y Melilla reptando, al estilo ofidio, a través de unos túneles horadados con psicopática fe. Pero, ceutís y melillenses, pueden dormir a pierna suelta, que para neutralizar a terroristas subrepticios se creó la Unidad de Combate de Ambiente Subterráneo (UCAS), hombres y mujeres de la VII y la VIII Bandera, pertenecientes al Tercio don Juan de Austria, 3º de la Legión, con base en Viator, Almería, a la que han de sumarse varios regimientos de apoyo del Ejército de Tierra.

Les explico: la amenaza no viene en pateras, aunque en ellas puedan colarse muchos lunáticos decididos a hacernos saltar por los aires. El verdadero peligro llegará a través de esos túneles que se construyen, a imagen y semejanza de los fabricados por los radicales de Hezbolá en Palestina, para introducir terroristas, bombas y armas químicas en nuestras plazas fuertes del norte de África, como antes lo hicieran en suelo israelí. Pero la gente de Ceuta y Melilla puede estar tranquila, pues dormirá de un tirón, gracias a Antonio Esteban, ayer coronel, hoy general y creador de los UCAS, unidad que lidera las técnicas de la lucha en el subsuelo, siendo considerado, tal militar, el experto nº 1 del mundo en la contención de reptiles.

La Legión, nuestra mejor fuerza de choque, injustamente y siempre denostada, es la anfitriona de unos cursos que aleccionan y entrenan a otras unidades de élite, tanto españolas como de la OTAN, contra el combate asimétrico que ahora utiliza la Yihad para hacerse con los emplazamientos de Ceuta y Melilla. Franceses y británicos también acuden a estas clases magistrales por si en sus respectivos subsuelos se viera atacada la Vieja Europa.

Desde aquellos túneles de la guerra del Vietnam, primero, y luego, de Afganistán, no había cobrado tanta importancia controlar lo que se mueve en el submundo de los topos. El asalto a unas vallas por  cientos de necesitados, no es comparable con miles y miles de ratas esquizofrénicas desplegándose por las galerías de unas ciudades que todavía duermen.

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