Es un cachondeo que Prisiones dependa de la Generalitat

Es un cachondeo que Prisiones dependa de la Generalitat

Cataluña no debe ni puede gestionar la competencia de Prisiones con los políticos independentistas a los mandos de la Generalitat. Resulta una broma pesada que, con un contexto de constante chantaje y amenaza por parte de los radicales como el que padece España, el Estado permita esta concesión. Especialmente, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez está fortaleciendo con su irresponsabilidad gestora las veleidades de los que quieren romper nuestro país. Nunca antes en la historia de la nación un golpe de Estado había salido tan barato a sus instigadores. Amén de ser trasladados de Madrid a Barcelona por obra y gracia del Ejecutivo socialista, también podrán vivir en las cárceles catalanas con privilegios impensables para cualquier otro reo, ya que podrán efectuar más llamadas y recibirán más visitas que el resto de reclusos.

¿Qué se puede esperar de un dirigente como Quim Torra? A día de hoy, el presidente no ceja en su petición de libertad para los golpistas. Por lo tanto, de estar presos, la respuesta es clara: pretende que vivan como virreyes del presidio en un módulo propio, al más puro estilo Iñaki Urdangarin. Esta prebenda, como otras tantas que está concediendo e incentivando Pedro Sánchez, debería desaparecer hasta que la seguridad jurídica y el constitucionalismo estén asentados de pleno derecho en Cataluña y articulen, como por otra parte sería lo lógico, sus instituciones. Hasta entonces, tener cedida esta competencia es igual que fortalecer al independentismo militante. No puede ser de otra manera, además, cuando el director de Prisiones de Cataluña, Amand Calderó, participó en la preparación del referéndum ilegal del 1-O y criticó el discurso de Felipe VI sobre la peligrosa situación que vivía la comunidad autónoma.

A lo largo de este miércoles, la prisión catalana de Lledoners —destino de los primeros golpistas trasladados— se ha convertido en una especie de agencia de mudanzas. Algunos presos del módulo 2 —considerado el más tranquilo, ya que alberga a condenados por delitos menores— están siendo trasladados a otras zonas de la cárcel para hacer sitio a los golpistas y que así puedan vivir con las máximas comodidades. Una situación kafkiana que ha provocado el lógico malestar en otros reclusos de la cárcel barcelonesa. Es normal, nadie debería tener privilegios que no se haya ganado con su conducta. Esta situación es un insulto al resto de reos y provoca inestabilidad interna en un sitio con una atmósfera tan sensible como es la cárcel. Prisiones no puede estar en manos de los radicales.

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