La brava Inés versus Quim el talibán

La brava Inés versus Quim el talibán

Asuntos similares, actitudes diferentes. Inés Arrimadas nunca injurió a Cataluña y Quim Torra siempre denigró a España. La buena y la mala uva están servidas. Inés ha de soportar frases racistas como: “Una mora que va de europea”, y otros sarcasmos que la tildan de “Hijadeputa”, directamente. El humor catalán tiene la misma gracia que un sapo. Eso lo sabemos todos. Es un humor autóctono, muy suyo, con el que sólo los catalufos se parten de risa. En cambio, los apodos que definen al pelele de Puchi, son guasones, dignos de humoristas de Tabarnia: “Torracollons, Quim Jong Torra”, etc.

Prefiero mil veces más a Kim de la India, según la novela de Sir Rudyard Kipling, que a Quim de Blanes, zafio mercader nacido en la comarca de La Selva de Gerona, una selva chunga comparada con la hindú. Y prefiero a Errol Flynn de actor, que a este desagradable títere que viene de jurar a escondidas su cargo falaz, sin la bandera de España, despreciando la Constitución y eludiendo al Rey. Quim merece el mote de “presidente chistorra”, debido a su similitud con un chorizo. La Generalidad no había caído tan bajo desde la dinastía de los sátrapas —Puyol, Mas, Puig…—, ni producido gobernantes tan codiciosos como aquellos. Parece que la cantera no se agota.

A este dicharachero talibán que preside el espejismo de la república catalana, le debo haberme enterado de que, por ser español, soy “una bestia carroñera con una tara en el ADN”. ¡Mira tú por dónde, y yo que creía que no era nada! Cinismo aparte, dejo a Joaquín Leguina, lúcido expresidente de la Comunidad de Madrid, que tenga a bien defender a los tarados, entre los que estoy: “Torra es un imbécil por insultar a los españoles. ¿En 1714 vivía este gilipollas?”, ha dicho el gran político en relación a un tuit que vomitó el mercader nazi, en el que nos acusaba de estar invadiendo Cataluña desde entonces. Este papanatas no puede presidir una comunidad autónoma porque anda fuera de su acuerdo. Está pidiendo a gritos un electroshock.

¡Menos mal que Inés Arrimadas es una mujer para la historia! Aún así, ¡pobre Inés, lo que te espera! Tener que aguantar al energúmeno de Torra, tal cual está ahora, sin terapia, ni lobotomía, sin vacuna contra la rabia y completamente desquiciado, va a ser la misión más dura y arriesgada de toda tu carrera política. Pues intentar hacer que razone un talibán, siendo tú mujer, por brava y noble que seas, que lo eres, es como pedirle a la gentuza con la que te enfrentas que eche el freno y no vuelva a abrir sus 14 inútiles y fantasmales embajadas. Sólo tú, Inés, puedes lograr que algo cambie en Cataluña.

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