Casta pura y dura

Casta pura y dura

La hemeroteca es enemiga cerril de la demagogia. Siempre lista para desenmascarar a mentirosos e hipócritas. Pablo Iglesias definió el concepto ‘casta’ en el primer congreso de Vistalegre como «ese sector minoritario que disfruta de unas condiciones de privilegio, no se parecen a la gente normal…». De aquella primera sentencia —repetida después hasta el hartazgo— han pasado cuatro años. Iglesias ha prosperado tanto que ahora es un referente de aquello que definió como casta. La prueba de que casta es y en casta se ha convertido es que, además de un chalé por 600.000 euros «aislado» del mundanal ruido, también ha tenido la posibilidad de acceder a una hipoteca con un tipo de interés variable del 0,5% más euríbor.

Los millones de españoles que cuentan con una hipoteca y sacrifican una parte importante de sus ingresos para hacerle frente pueden dar fe de la ventaja con la que cuentan los líderes de Podemos. Ese 0,5% está reservado para un grupo tan pequeño de españoles que Iglesias y Montero han pasado directamente a ser parte de los privilegiados de la sociedad a los que tanto han criticado en sus mítines y actos propagandísticos. Si la desafección hacia el secretario general crecía tanto entre sus votantes como dentro de la propia formación populista debido a su autoritarismo y falta de democracia interna, ahora se disparará, ya que el discurso teórico poco tiene que ver con la práctica.

Las bases de la propia formación se han levantado contra esta pareja que ejerce el poder omnímodo: «Deben dimitir, no nos representan». No es de extrañar que Plaza Podemos, el foro virtual de debate que tienen los morados, esté colapsado con mensajes de este tipo. No es el hecho en sí de comprar una vivienda por 600.000 euros —es perfectamente legítimo para cualquier ciudadano que pueda permitírselo— sino traicionar el ideario que tanto han defendido y que en innumerables ocasiones han utilizado para criminalizar a otras personas. Este comportamiento debilita los cimientos del partido hasta dejarlos con graves síntomas de aluminosis política. Pablo Iglesias e Irene Montero se han acomodado tan rápido al sillón que al final han mutado de autoproclamada nueva política a casta pura y dura.

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