Una inexistente cultura de Defensa, síntoma de un país

Una inexistente cultura de Defensa, síntoma de un país

Se han presentado los Presupuestos Generales del Estado del presente año. Presentados no supone aprobados, pues se está a expensas del mercadeo al que está sometida nuestra clase política desde hace años. El departamento que dirige María Dolores de Cospedal contará con 8.453 millones de euros, un 10,7% más respecto a 2017 y comparativamente, es uno de los que más beneficiados en las cuentas para 2018. Aun así, no nos engañemos, pues siendo una cifra elevada, ni siquiera alcanza el 2% del PIB. No ha sido menester tradicional de nuestros políticos invertir en Defensa. Siempre estuvo mal visto. Es esa atávica alergia de la progresía con contagio de complejo en la derecha hacia todo lo que suponga la defensa y el ejército. Se rehúye permanentemente debatir sobre tan fundamental tema, sobre nuestra defensa interior y exterior, sobre nuestra seguridad nacional y sobre la importancia y necesidad de un pilar tan esencial como son nuestras Fuerzas Armadas.

El motivo es tan burdo como real. Se trata de una cuestión que no genera votos, que no genera simpatías y que se contrapone a esa demagogia de los “gastos sociales” pregonado siempre por quienes en su labor de Gobierno arruinan a un país, asolan a la clase media y abotargan la lista de desempleados hasta lo indecible. ¿Qué podemos pedir a nuestra sociedad cuando se entierra a nuestros soldados caídos en misiones de paz con nocturnidad y casi alevosía? ¿Qué podemos exigir cuando la yerma alcaldesa de Barcelona consigue que el ejército y los diferentes cuerpos policiales no estén presentes en el Salón de la Infancia de Barcelona? Sí, Ada Colau, aquella que se fotografía con un guerracivilista “No pasarán” cuando no se ha enterado de que “pasaron”. ¿Cómo puede asombrar nuestra falta de identificación con nuestro ejército, cuando un Juzgado en Gerona acuerda que el ejército pueda participar en un salón de formación pero sin uniforme?. Resulta manifiesta la mala calidad de la conciencia de Defensa de nuestra sociedad y de la que hacen gala ciertos, demasiados políticos.

Se hace necesario e incluso obligatorio, en este proceso de regeneración nacional, principiar una inmediata cultura y conciencia de defensa, pero para ello, el primer concepto que hay que asumir es tener conciencia de Nación, siendo imperiosa la idea de unidad nacional y de amor a España. Se debe enseñar desde las escuelas y colegios el papel histórico y actual que nuestras Fuerzas Armadas tienen en la protección de la sociedad. No se trata únicamente de la defensa de un peligro interior o exterior. Supone, como hacen a diario nuestros soldados, servir y respetar la historia, una historia que aún con errores, generación tras generación, ha construido España. Pero hoy contemplamos como, de forma activa o pasiva, mirando hacia otro lado, se destruye una nación por el capricho, ortodoxia y renegación de unos pocos.

Nos conformamos con vender la “marca España” como si de zapatillas o perfume se tratara, sin profundizar ni mirarnos hacia dentro, introspectivamente. La conclusión de todo ello es tan clara como dura, él síntoma es grave y la solución no es “políticamente correcta”. Existe una grave pérdida de nuestra identidad como nación por lo que se hace imposible una “conciencia nacional” entendida ésta como un sentimiento de unidad compartido por un grupo humano, hermanado sobre la base de sus afinidades culturales e históricas. No se trata de legislar, se trata de educar, de instruir, de unir. Ya lo dijo el genial Maquiavelo: “Los cimientos principales de todos los Estados son las buenas leyes y las buenas armas, y no puede haber buenas leyes donde no hay buenas armas”.

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