Los que se quejan de España, que miren a Italia

Los que se quejan de España, que miren a Italia

España es un paraíso en comparación con Italia. Al menos aquí, el radicalismo político no es una amenaza a nivel gubernamental. Tras las elecciones en el país transalpino, la sensación de bloqueo e inestabilidad presentan un contexto ingobernable con dos opciones: la mala o la peor. La mala se llama Movimiento 5 Estrellas y hacen del populismo su modus vivendi. El partido más votado en el país vecino en la actualidad es un Podemos a la italiana que quiere dinamitar la Unión Europa y ha hecho de ciertas pulsiones xenófobas una de sus principales armas para atraer el voto de los desencantados. Sosias de Nigel Farage, aquel histrión kamikaze que pidió, fomentó y trabajó por el Brexit y que cuando vio el desastre en el que había sumido a su país salió corriendo. No obstante, si miramos al centroderecha, el panorama no es mucho más alentador. 

La antigua Liga Norte ha dado un salto cualitativo al proyectarse como formación de corte nacional y reducir su nombre a La Liga. Aunque las elecciones las ha ganado el Movimiento 5 Estrellas, la coalición conformada por el partido del ultra Matteo Salvini (18,57% de los votos) Forza Italia de Il Cavaliere (13,48%) y Hermanos de Italia de Georgina Meloni (4,27%) aglutina el mayor número de sufragios con un total del 36,92%. Lejos del 40% necesario para gobernar, se antoja en estos momentos una coalición determinante —con Salvini al frente por un derecho conquistado en las urnas— y con mucho que decir en el futuro político de Italia. Una coalición también contraria a la Unión Europea y que ha encontrado en los extranjeros y en los inmigrantes el argumento para ganar votos tanto en el sur como en el norte del Italia. 

Con estos mimbres, el futuro se antoja complicado por mucho que el presidente de la República, Sergio Mattarella, reciba a las principales fuerzas en los próximos días. Movimiento 5 Estrellas y la colación de centroderecha conforman un pacto imposible. Los populistas de Luigi di Maio podrían apoyarse en el Partido Democrático. No obstante, el descalabro ha sido tal —dimisión de Renzi incluida— que tampoco parece una opción muy fiable. El drama de los italianos en estos momentos es que se debaten entre el populismo bufonesco del partido que fundó Beppe Grillo y la ultraderecha más recalcitrante que simboliza Salvini. Una amenaza, por tanto, para toda Europa y que en España podemos mirar con cierta distancia, ya que al menos por ahora no tenemos que estar bajo la perniciosa amenaza de los extremismos.

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