Ni una sola concesión a los etarras

Ni una sola concesión a los etarras

El Gobierno del Partido Popular ni puede ni debe pagar cualquier precio para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Bien es cierto que dichas Cuentas Públicas son esenciales para el desarrollo del país. España crece a más del 3% por tercer año consecutivo y del documento dependerá en gran medida que se consolide la estabilidad necesaria para seguir creciendo como no lo hace ninguna otra economía en Europa. No obstante, el desarrollo económico no puede estar condicionado por un pago político lacerante. A nadie se le escapa que sería un gran error el hecho de claudicar ante los deseos del PNV y permitir el acercamiento de los presos etarras al País Vasco.

Sería un error tanto a nivel de Estado como para con las víctimas del terrorismo, que son, y deben serlo siempre, un colectivo absolutamente respetado tanto por el dolor como por el ejemplo y el sacrificio que sus familiares y ellos mismos han ofrecido a España. No se puede acercar a los 360 terroristas encarcelados, de los que alrededor de 280 se encuentran en cárceles españolas. Nadie ha pedido perdón, nadie ha mostrado un arrepentimiento esencial para que se les conceda prebenda alguna. De hecho, lejos de eso, la sociedad española aún tiene que aguantar que de vez en cuando aparezcan líderes terroristas como David Pla y tenga la desfachatez de decir: «No lamentamos lo que hicimos». Para añadir después que «no hubo concesiones morales para detener la lucha armada».

En estos días se cumplen 20 años del asesinato por parte de ETA del matrimonio Jiménez Becerril. Por ellos, por su memoria, por su ejemplo, por las otras 900 personas muertas, 16.000 heridas, quemadas o mutiladas y por los 42.000 seres humanos que siguen llorándolos, no hay que hacer una sola concesión con aquéllos que trataron de imponer sus ideas políticas mediante la dinámica del terror y las armas. Por mucho que el Ejecutivo necesite aprobar esos Presupuestos, por muy necesarios que sean para asentar nuestro futuro a corto y medio plazo, y por muy complicado que esté el contexto político a causa del golpe de Estado en Cataluña, hay peajes que simplemente no se pueden pagar. Honores que no se deben perder. Memorias a las que no se pueden faltar.

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