Horizonte económico: prudencia y bonanza

Horizonte económico: prudencia y bonanza

La economía mundial ha crecido sobre el 3,6% en 2017, lo cual no está nada mal si tenemos en cuenta que venimos de un crecimiento mundial del 3,2% en 2016. No estamos tan mal, pero tampoco estamos tan bien. Ataraxia, que decía el emperador Marco Aurelio. Ataraxia e impavidez. Para este 2018, el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones hablan de una previsión de crecimiento que se moverá en el 3,9%.

Si en 2018 se crece como está previsto, la economía mundial se situaría en los niveles medios de la precrisis, es decir, en torno a aquellas tasas de crecimiento de los años 2007 y 2008 que fueron el punto álgido antes de que todo se reventara a causa de la crisis financiera, que es algo que no podemos perder de pista en estos momentos porque el endeudamiento, favorecido por las laxas políticas monetarias de los bancos centrales, se va disparando tanto en la faceta de la deuda pública como en la de la deuda corporativa o empresarial, en el plano internacional.

Una buena noticia al recibir los presagios para este año es la de que el crecimiento económico estará mejor repartido dado que no solo serán los grandes países emergentes los que marquen la senda de la recuperación, en trance pues de consolidarse; también lo harán las economías avanzadas. Tanto es así que el Fondo Monetario Internacional prevé que de 191 países solo seis, entre los que están Venezuela y Puerto Rico junto a otros países africanos, no crezcan durante 2018.

Así que, por el momento, entonamos eso de ¡bienvenido 2018! Porque, en definitiva, en 2018 Estados Unidos entra en su noveno año consecutivo creciendo; China aún no se ha visto golpeada por esos desequilibrios que quien más quien menos intuye; Europa, con la Eurozona al frente, desarrolla su potencial; Japón sorprende en positivo y, de remate, los países emergentes pisan con garbo… Seamos prudente, pero siempre adelante.

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