Rey Juan Carlos: 80 años de éxitos y una retirada a tiempo

Rey Juan Carlos: 80 años de éxitos y una retirada a tiempo
carmen-enriquez-20180104-interior

Ocho largas décadas de vida son un tiempo más que suficiente para hacer balance de la trayectoria de un Rey cuya vida se parece más al recorrido de una montaña rusa en la que de un minuto para otro se pasa de tocar el cielo y las estrellas a bajar a los abismos más insondables.

El punto de partida de la vida de don Juan Carlos no fue precisamente esperanzador: nació en 1938 en Roma, lugar en la que la Familia Real española vivía en el exilio desde la proclamación de la República. Mientras tanto, en el territorio español los españoles combatían los unos contra los otros en una cruenta guerra civil que dejó un rastro de centenares de miles de muertos.

Su infancia también fue dura: internado en Friburgo (Suiza), alejado de su familia y con las únicas visitas de su abuela Ena, vacaciones cortas en la localidad portuguesa de Estoril con sus padres y el resto de sus hermanos, y a partir de los 10 años traslado a Madrid para cumplir el acuerdo entre su padre, el conde de Barcelona, y el dictador Francisco Franco. Ellos decidieron que era mejor que don Juanito se educara en su país y no en el exilio.

No fue fácil tampoco esa etapa al crecer en un ambiente en el que el enfrentamiento político entre su padre y Franco pesaba lo suficiente como para hacerla a veces insoportable.

Los años de aspirante a sucesor del dictador fueron una larga marcha en la que el Príncipe Juan Carlos, ya casado con la Princesa Sofía, soportó estoicamente los desplantes de la corte del Pardo, reducto de la familia Franco, que miró siempre con resquemor al que le iba a sustituir en la Jefatura del Estado tras su muerte. Un culebrón que se mezcló con las aspiraciones de doña Carmen Polo y del Marqués de Villaverde de que Alfonso de Borbón Dampierre —casado ya por entonces con Mary Carmen, la nieta de Francisco Franco— fuera nombrado sucesor.

A toda la familia le hacía mucha ilusión que ella fuera reina, algo que no consiguieron gracias a la decisión firme de Franco de que el elegido fuera don Juan Carlos.

El inicio de los años de éxito comenzó después de la muerte del dictador, cuando el joven monarca impulsó la transformación de España en un régimen plenamente democrático por medio de una transición política pacífica que ha sido modelo adoptado en numerosos países que han pasado por una experiencia similar a la española. La actuación de don Juan Carlos la noche del 23F, cuando paró el golpe de Estado, revalidó su prestigio de forma espectacular tanto en España como en el extranjero, donde las instituciones más prestigiosas le concedieron numerosos premios y doctorados honoris causa.

El V Centenario del Descubrimiento de América, los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Expo Universal de Sevilla pusieron a España en el escaparate mundial y al Rey en una posición de inmensa popularidad.

Los momentos de gloria empezaron a declinar cinco años después del nuevo milenio, don Juan Carlos era puesto en entredicho por la población más joven del país, que no vivió la Transición y no valoraba el papel determinante del monarca en la democratización española.

Se confió demasiado en los logros y no se invirtió mucho en captar a los ciudadanos del futuro. Y llegaron los años de declive debidos a problemas de salud, decisiones inoportunas como el viaje a Botswana, y el caso Noos que involucró a Iñaki Urdangarín y a la Infanta Cristina en un proceso judicial en el que el marido de la hija del Rey ha sido condenado a varios años de cárcel.

La solución para rescatar a la institución de la monarquía fue dar el relevo al Príncipe de Asturias, proclamado Rey hace tres años y medio. Un gesto lleno de generosidad de don Juan Carlos que logró su propósito: devolver el prestigio a la Corona por medio del nuevo Jefe de Estado, Felipe VI.

Lo último en Opinión

Últimas noticias