¡Es uno de los vuestros!

¡Es uno de los vuestros!

Esta semana hemos conocido la noticia del vil, cobarde y abyecto asesinato de Victor Laínez, brutalmente atacado en Zaragoza por el ultraizquierdista Rodrigo Lanza, de origen chileno, con antecedentes penales y por el único “delito” de llevar unos tirantes con los colores de la bandera española. Lanza, aberración humana que comenzando en 2006 permaneció cinco años en prisión por dejar tetrapléjico a un policía local, Juan José Salas, henchido de odio y complejos, es presuntamente el autor material. Cuesta añadir el término “presunto”. Las alimañas que lo acompañaron y jalearon, presuntamente, tendrán la responsabilidad que nuestra ley procesal determine. Pero semejante recua no es la única responsable. Existen muchos, demasiados incendiarios contra el Estado, contra su orden y sus valores y donde caben con nombre propio individuos de toda piara. Todo condimentado al calor del odio a España, de la indigestión de una izquierda radical que no ha tolerado la exhibición natural y popular de banderas españolas en todos los rincones de nuestra nación, por lo que ha decidido cobrarse venganza.

El majadero de Cañamero ya tiene en Lanza un nuevo modelo que añadir a sus camisetas, como hizo con el filo terrorista ‘Alfon’ o con el maltratador Bódalo. Esta izquierda radical ya tuvo en Lanza su ‘héroe’ cuando dejo muerto en vida a un policía local. Qué gran rendimiento político-mediático se le dio por parte de entonces “imberbes” políticos como Ada Colau. Que solidaridades, en realidad invitaciones al delito, le dieron personajes como Jordi Évole y Gabriel Rufián. Y sí, qué responsabilidad tiene Pablo Iglesias y sus semillas de odio que han brotado en seres como Lanza fruto de su emoción al ver cómo la turba agredía a un policía antidisturbios de Madrid, cuando hablaba tranquilamente de “salir a cazar fachas” o pedía disculpas a sus colegas por no haber partido la cara a estos. El asesinato ha tenido numerosos responsables. Moralmente infectos y a la vez amorales.

Pero tantos homenajes, apoyos y afectos a una rata no los disfrutará Víctor Laínez. Tiene la desgracia de haber sido asesinado y, además, la condena de no ser un “mártir del fascismo”, a diferencia de lo que ocurriría si la víctima hubiese sido un activista de izquierda o un proceloso defensor del separatismo. Ningún ayuntamiento le homenajeará y si lo hace, será de tapadillo. Nadie pedirá una comparecencia en el Congreso al Ministro del Interior. No habrá panegíricos, laudatios o loas en su recuerdo firmados por alguno de esos pseudo intelectuales de la progresía. Sin duda, no brotarán palabras de condolencia, ni procedentes de la izquierda ni tampoco de una derecha timorata. En definitiva, bajo un inmundo doble rasero, no se homenajeará su memoria.

Gran parte de la izquierda española cae de nuevo en su típica doble moral que tanto utilizan dependiendo del signo ideológico de los agresores y de las víctimas. Se trata de esa supremacía moral de dicha izquierda, vacía de contenido, sin mensaje alguno, pero repleta de resentimiento y en muchos casos, de odio. Se trata de discursos falsos y engañosos que enmascaran, bajo lo presuntamente “progre”, “popular” o “democrático” la verdadera ideología que lo cobija, el comunismo. Se trata de una idea que no respeta los derechos individuales, no aporta nada a un mínimo debate intelectual, destroza el progreso y el desarrollo económico y sus ofertas solo se reducen a una falsa igualdad destructora del ser y la esencia de cada uno de nosotros.

Asesinado sólo por llevar unos tirantes con la bandera de España. A Víctor Laínez lo asesinó uno de los vuestros, que tal crueldad caiga sobre vuestra hipócrita y barata conciencia.

Como dijo Bertolt Brecht, poeta y dramaturgo alemán: “Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad”.

Lo último en Opinión

Últimas noticias