Colaboración, sí; cheque en blanco ante la justicia, no

Colaboración, sí; cheque en blanco ante la justicia, no

La colaboración de Josep Lluís Trapero con la Guardia Civil no puede significar un cheque en blanco ante la justicia. Está muy  bien que el depuesto mayor de los Mossos d’Esquadra colabore con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. No obstante, no debe ser considerado como un favor especial o una deferencia, sino simplemente como parte de las obligaciones inherentes al puesto que ostenta ahora mismo. Por mucho que haya ayudado a acceder a un sistema encriptado, eso no cambia la deslealtad que supuso la inacción de los Mossos en los días anteriores y posteriores al referéndum ilegal del pasado 1 de octubre. De hecho, lo más probable es que Trapero esté utilizando este súbito arranque de patriotismo de manera interesada, sólo por el mero hecho de evitar el presidio.

A la espera de volver a declarar ante la magistrada de la Audiencia Nacional Carmena Lamela, su situación personal no es muy halagüeña, ya que sigue imputado por sedición. Además, el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena decidió mantener en la cárcel al que fue su jefe directo durante aquellos días de ataques continuos contra el Estado de Derecho y la Constitución, Joaquim Forn. Si Forn es considerado por el magistrado el jefe político de los Mossos, el mayor sería el brazo ejecutor. Por lo tanto, tendría muchas posibilidades de volver a la cárcel aunque ahora se preste a descifrar las comunicaciones internas de mensajería que los mandos de la Policía autonómica intercambiaron con sus unidades en las jornadas previas al 1-O.

Unos días donde miles de radicales convocados por ANC, Òmnium y la CUP —los Jordis siguen en la cárcel con buen criterio— se dedicaron a asaltar edificios públicos como la Consejería de Economía o un cuartel de la Guardia Civil, por no hablar del caos imperante en los falsos colegios electorales el día del referéndum ilegal. La actuación de los hombres que estaban bajo las órdenes de Trapero fue ninguna y, por tanto, dejaron a su libre albedrío que acémilas descontroladas hicieran y deshicieran a su antojo con el consiguiente riesgo para la integridad de los ciudadanos y de los profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se habían desplazado a Cataluña con el loable objetivo de proteger la legalidad vigente. Por mucho que Trapero haga ahora propósito de enmienda, no puede servir de atenuante cuando vuelva a presentarse delante de Carmen Lamela.

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