El FLA y Cataluña

El FLA y Cataluña

Los independentistas catalanes, antes de perpetrar el intento de Golpe de Estado de finales de octubre, han basado sus quejas en un egoísmo sin comparación posible, que resumieron en el tristemente famoso “España nos roba”. Sin embargo, como decía la semana pasada, los números hablan y son muy diferentes porque, entre otras cuestiones, el grado de inversiones de la Administración General del Estado en Cataluña, incluso durante los años de crisis, ha sido muy elevado; se les diseñó —incluso un exconsejero del tripartito diseñó, para ser más exactos— un Sistema de Financiación Autonómica que les beneficiaba, aunque fuesen tan poco hábiles como para no prever las crisis en la evolución de dicho sistema, que minimizó los beneficios que esperaban recibir; e incluso el Ayuntamiento de Barcelona no asumió en solitario la deuda global de las obras públicas vinculadas a los Juegos Olímpicos de 1992, como indicaba el convenio inicial, sino que la Administración General del Estado asumió la mitad de dicha deuda, entonces de 28.000 millones de pesetas, casi 170 millones de euros, pero de 1992, por no hablar del billón de pesetas de entonces, equivalente a 5.565,4 millones de euros de 1992, que supuso la inversión total realizada en Barcelona para los Juegos.

Todo ello ha significado un beneficio importante para Cataluña, por no mencionar el alargamiento para devolver las liquidaciones negativas del Sistema de Financiación de los años 2008 y 2009, primero, a cinco años, después, a diez años, y posteriormente, a veinte años, donde, después de Andalucía, Cataluña es la que más tiene que devolver, con 3.168,83 millones de euros. Lo mismo sucedió con el plan de pago a proveedores, que facilitó que Cataluña pudiese pagar facturas en 2012 por importe de 2.257,25 millones de euros, la región que más dinero solicitó a dicho plan, tras Valencia y Andalucía. Y, adicionalmente, entre medias, hubo que rescatar en 2012 los llamados “bonos patrióticos” que no podían refinanciar, para evitar el colapso de la administración regional catalana, por importe de otros 2.600 millones de euros.

Pero es que la cosa no acaba ahí: el egoísmo de los independentistas es tal que se quejan por la solidaridad que ellos dicen que tienen con el resto de España –cuando son los catalanes, no los gobernantes golpistas, quienes aportan al resto de España, de quien también reciben, como hemos visto, muchas compensaciones-, pero no mencionan que si hoy en día Cataluña no ha suspendido pagos y no ha quebrado, se debe a que sus facturas las paga el Tesoro a través del Fondo de Liquidez Autonómica, el famoso FLA.

Privilegiados

El FLA ha mimado a Cataluña una y otra vez: en primer lugar, se creó para que algunas regiones en dificultades pudiesen colocar su deuda a través del Tesoro, ya que ellas no tenían capacidad para hacerlo solas en los mercados. Ejemplo destacado de esta situación fue Cataluña, cuyos bonos en el mercado secundario se cruzaban en 2012, momento de la creación del FLA, 1.000 puntos básicos por encima del interés que tenía que pagar el Tesoro por los bonos del Reino de España, que hacía inviable que Cataluña pudiese financiarse directamente. Y, posteriormente, se les aplicó una reducción permanente de los tipos de interés de la deuda emitida a través del FLA, que ahorró a las CCAA del FLA 409 millones en 2014, más de la mitad a Cataluña, para financiar después a dichas regiones a tipo cero en 2015, que ahorró a Cataluña más de la mitad de los 1.637 millones que por ello se ahorrarían todas la regiones del FLA en dicho ejercicio.

Esa deuda generada por los gobiernos independentistas en Cataluña asciende a 76.727 millones de euros, 60.951 millones de incremento desde 2007, casi todo financiado por el FLA. Endeudamiento, todo lo emitido a través del FLA, que Cataluña no habría podido colocar en los mercados, que habría provocado un impago de su deuda, de las nóminas de los trabajadores, de los proveedores y la imposibilidad de prestar los servicios a los ciudadanos de Cataluña. Para quejarse tanto los independentistas que gobernaban en Cataluña, no está mal el soporte que todos los españoles, a través del Gobierno de la Nación, dieron generosamente a Cataluña, simplemente en su endeudamiento, para que pudiese cumplir con sus pagos comprometidos, haciendo el trabajo que deberían haber realizado los dirigentes catalanes, en lugar de lo que hicieron, que fue preocuparse de su locura independentista.

Tanto llenárseles a los golpistas la boca de independencia y no les importó nunca que el Gobierno de España les sacase las castañas del fuego a la hora de colocar la deuda y poder pagar, pese a que autonomía política vaya ligada a la autonomía financiera, como se desprende de diversas sentencias del Tribunal Constitucional. Su egoísmo les hace reclamar todos los derechos y no asumir ninguna de sus obligaciones, aceptando, con agrado, que el FLA les salvase la tesorería sin que les preocupase si con ello tenían más o menos autonomía, que pone al descubierto que toda su actuación y postura no son más que una farsa tejida para sus intereses políticos personales. Es un egoísmo sin límites, que les llevó a empujar por el abismo a toda una sociedad rompiéndola con el intento de Golpe de Estado, por el que ya están empezando a rendir cuentas a la Justicia. Mientras, el FLA sigue pagando las facturas de su mala gestión, en aras de no perjudicar a los distintos agentes económicos a los que los independentistas habrían dejado sin cobrar.

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