No pueden pagar empresarios por golpistas

No pueden pagar empresarios por golpistas

Los empresarios catalanes son tan víctimas del golpe de Estado independentista como cualquier ciudadano. Carles Puigdemont y su brigada de pirómanos políticos han provocado un tsunami social y económico que, de no ser por la aplicación del artículo 155 de la Constitución, se llevaría por delante la prosperidad  y el futuro de la región y, por ende, la viabilidad del resto de España. Por eso sería injusto que pagaran empresarios por golpistas a causa de un boicot general, ya que resultarían doblemente damnificados cuando, además, la gran mayoría de ellos se ha manifestado en contra del independentismo. Hablamos de personas que emplean su patrimonio, esfuerzo y dedicación en crear riqueza tanto para Cataluña como para España. Compañías que tratan de contribuir a la construcción de un contexto estable donde los negocios puedan desarrollarse sin problemas y, con ellos, la vida de sus trabajadores. 

De ahí que, como reclama la patronal del sector alimentario, deba imperar la «cordura» y no alentar movimientos o iniciativas que castiguen a unos profesionales que ya tienen que pagar una factura muy elevada por el mero hecho de compartir ubicación geográfica con los golpistas. La gestión suicida del actual Govern ha provocado la fuga de más de 1.300 empresas y, desde el 1-O, han salido de Cataluña más de 100.000 millones de euros. De proseguir esta sangría, que esperemos sea cortada por la acción del Gobierno, el PIB español podría caer en 1,2 puntos, una auténtica tragedia ahora que habíamos conseguido salir de la peor crisis económica desde la Transición hasta nuestros días y que, además, había sido como líderes del crecimiento económico en Europa. De ahí que resulte fundamental no caer en radicalismos y seguir consumiendo productos catalanes. De otra manera, estaríamos perjudicando a los que carecen de culpa. Perjudicándonos a todos nosotros. 

En ese sentido, las grandes superficies y supermercados de España aciertan al mantener sus relaciones comerciales con proveedores catalanes, entre ellos los productores de cava y vino. Empresas como El Corte Inglés, Carrefour, Dia, Condis o Alcampo mantendrán la normalidad en sus líneas de negocio. Y es justo eso, la normalidad, lo que ayudará a superar una situación muy complicada que sólo tiene unos responsables: aquéllos que han hecho todo lo posible por romper España en dos en contra de los mandatos legales, de la Unión Europea y del propio sentido común. Una cualidad que, a pesar de brillar por su ausencia en este particular, debería ser el principio gestor sobre el que se fundamentara cualquier actividad pública o privada.

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