1-O: Catálogo de bulos y demás canalladas

1-O: Catálogo de bulos y demás canalladas

No recuerdo sí la mejor definición de odio que conozco pertenece a San Agustín, o a alguien que tuviese el mismo talento que él: “Odio es beber veneno y esperar a que muera tu peor enemigo”. Sea quien fuese el autor de la frase, tal descripción del odio retrata al psicópata de Puigdemont y a cuantos perturbados le arropan para proclamar la independencia de Cataluña. La consigna de tales insurrectos, agitada como burbujas de “Vichy Catalán”, obliga a odiar a España y a los españoles por encima de cualquier deber. No es otro su itinerario, ni su demente afán demoledor.

Informamos, no opinamos. Vamos con los bulos de quienes se tildan de pacifistas. La Generalidad habla de 893 heridos pero ninguno de ellos permanece en un hospital a pesar de la barbarie desplegada por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Ada Colau acusa a la tropa de cometer agresiones sexuales y ya tiene una linda querella criminal por inventarse delitos inexistentes. TV3 no emite videos del masivo acoso a periodistas, policías, guardias… escupitajos y pedradas incluidos, ni saca tomas de los ayuntamientos catalanes que arrancan y queman la bandera de España entre sediciosos vítores histéricos.

Esa filfa humana que juró tener cuatro dedos rotos ahora dice que apenas en uno tiene una capsulitis. Los independentistas nacieron para mentir. Otro buitre sale con la cabeza ensangrentada y resulta que la herida se la hicieron los propios Mossos en 2014. Los canallas son así. Les da igual votar 2, 3, 4 ó 5 veces en un putrefacto referéndum con tal de soñar, durante unos turbios segundos, que valen más que España. Tan traicionera resulta esa gentuza, la cual levanta hoy un apartheid contra la Policía Nacional y la Guardia Civil en muchos pueblos catalanes, donde se vivía en paz gracias a tan nobles fuerzas.

“Te llaman español como si te dijeran hijo de puta”, dice un guardia que también ha de soportar que insulten a su hijo por ser hijo de quien es. “A mi hija la han humillado en la escuela por ser hija mía”, confiesa un policía. El ministro Zoido debería sustituir a los falsos Mossos de risa por gente tan abnegada y leal como hay en la Policía Nacional y la Guardia Civil. Y doblarles el sueldo.

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