Que tome nota Pedro Sánchez

Que tome nota Pedro Sánchez

Felipe VI ha marcado la línea a seguir para los partidos constitucionalistas ante el golpe de Estado en Cataluña: respeto absoluto a la legalidad vigente y, por supuesto, férrea defensa de la unidad de España. «Firmeza y determinación», ha dicho el monarca, ante los constantes ataques a todos los españoles. Pedro Sánchez debe tomar buena nota de la alocución del Rey. Hasta el momento, el secretario general del Partido Socialista está jugando a la ambivalencia política. Apoya al Gobierno en las líneas generales pero, al mismo tiempo, hace guiños a los golpistas catalanes y a los populistas de Podemos. Craso error, pues ni unos ni otros tienen nada que ver con los postulados que a lo largo de su existencia han hecho del PSOE la formación que más años ha gobernado España. Sánchez no necesita a Oriol Junqueras ni a Pablo Iglesias para llegar a La Moncloa, políticos que sólo desean la desaparición de los socialistas y la división del país. El madrileño dirige una formación con suficiente potencial como para alcanzar la Presidencia por sí sola. No obstante, para conseguir esa meta tendrá que abandonar la estrategia del bandazo y la ambigüedad. 

Sánchez ha de centrarse en los principios que caracterizaron al PSOE de Felipe González: una gran formación nacional que defendía la unidad territorial y el respeto a la Constitución sobre todas las cosas. En el fondo, y más allá del tacticismo cortoplacista que está siguiendo en este momento, el actual jefe de Ferraz se parece mucho más al sevillano que a José Luis Rodríguez Zapatero. Con sus defectos a evitar, aquel ingente PSOE de los 80 debe ser su referencia en lo político. Un PSOE sólido e influyente es fundamental para la estabilidad de España ahora que vivimos el momento más delicado de nuestra historia reciente desde el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Sánchez tiene que abonarse al sentido de Estado si quiere ser una alternativa real al Gobierno de Mariano Rajoy. Apoyar a los populares por el bien general de todos los ciudadanos. Pensar en qué puede hacer por su país —como dijo Kennedy— y no en meros intereses electorales. 

Es el momento de los líderes más que de los políticos. Si se enmarca en esa posición, se convertirá en la referencia de la socialdemocracia española durante muchos años. Guía de una máquina perfectamente engrasada para ganar elecciones. Además de un leal servidor al sistema de monarquía parlamentaria que, con sus aspectos a mejorar, nos ha dado los mejores años de toda nuestra historia. De lo contrario, la supervivencia del PSOE se verá muy comprometida y, lo que es aún más grave, la de España. Y así, aún aprovechando un hipotético desgaste del Ejecutivo del PP, Pedro Sánchez no tendría país que gobernar porque se rompería en mil pedazos. Lo ha dicho Felipe VI este martes: estamos en un momento histórico que necesita «el firme compromiso de todos». El PSOE es una pieza fundamental en el actual tablero político. Depende de Pedro Sánchez que la partida se juegue para asegurarle la paz social a todos los españoles.

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