Más papeletas que catalanes

Más papeletas que catalanes

Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos. En una carrera de imbéciles siempre triunfa la imbecilidad. La farsa del 1-O acabó en empate. Nadie ganó en la feria del ridículo. Unos juran que referéndum no hubo y otros que más del 60% votaron. Cada contrincante agradece a sus esbirros los vítores, los inmovilistas descorchan champán y los insurrectos lo festejan con cava. Lo que aún no han calibrado bien es el trepidante esperpento que han brindado al planeta.

Tendremos que aguardar al recuento de tropelías que cometieron las partes durante las semanas previas al estallido final. Que sólo con las trampas y filfas que ha rubricado la fregona Puigdemont hay materia bastante para enviarle una larga temporada a la sombra. Los jueces y los tribunales tendrán la última palabra, de quedar en pie alguna reliquia del Estado de Derecho. De aplicar la ley en su justo término tan nefasto y peligroso chisgarabís, que viene de meter a España en un escándalo internacional, contaría las esteladas por barrotes.

¿Y cuántos lustros de rejas se merece que le caigan al muy mendaz Trapero tras hacer de sus Mossos de aluminio unos Mossos de guata? ¿Acaso tampoco eso es sedición? Pues para adelante con él y que dé órdenes en la trena. Al juez que condenase al tercer golpista a un par de años bisiestos, le surgiría un grave inconveniente de espacio, pues tratándose de Pantagruel Junqueras cualquier jaula le resultaría una miniatura. Con estos tres fuera de la circulación democrática y un nuevo jefe de los Mossos nombrado por Interior, viviríamos en paz.

Ya apenas falta analizar al cebú de Rajoy. Este hombre, en principio manso, no ha cometido delito ninguno. Su abuso de poder consiste, como buen cebú, en no tomar decisiones cuando hay que tomarlas. Siendo mínimamente enérgico, los sediciosos no seguirían riéndose —de ahí que haya más papeletas que catalanes— de los españoles. Que de tenerlos bien puestos habría dado orden a la Guardia Civil y a la Policía Nacional para que les hiciera marcar el paso.

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