¿Están a favor de los maltratadores?

¿Están a favor de los maltratadores?

De tanto distinguirse, Podemos acabará aislado. Reducido a la nada de una formación residual. Mero pienso ideológico para extremistas y radicales. Una comparsa encallada en las fatuas ideas del populismo y en las veleidades antisistema. Por muchos tirabuzones que hagan con las palabras, resulta incomprensible que se hayan abstenido en el pacto de Estado contra la violencia de género. Un acuerdo esencial que ha puesto de acuerdo al Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos para aprobar 212 medidas que luchen contra una lacra que sólo en 2017 se ha cobrado la vida de 32 mujeres y seis menores. Más allá de las medidas concretas, que deben ser apoyas y desarrolladas sin cortapisas, estas propuestas comprenden todas las escalas de la vida civil: educación, coordinación, protocolos, fiscalidad y ámbito judicial. «Consideramos que el texto es insuficiente», han argumentado los podemitas. Pero lo cierto es que, una vez más, vuelven a demostrar que carecen del más mínimo sentido de Estado.

Lamentablemente, no es la primera vez que los morados se oponen a un acuerdo necesario, cristalino y mayoritario como éste. Un pacto por y para los ciudadanos. Los de Pablo Iglesias han sido los únicos de las cuatro grandes formaciones que han despreciado la unidad de España al decantarse por la celebración del referéndum ilegal en Cataluña. De igual manera, mientras los partidos que apoyan la Constitución se unían en el Pacto Antiyihadista para luchar contra una de las mayores amenazas de Occidente, Podemos, en boca de su secretario general, lo rechazaba: «Supone renunciar a derechos civiles y no es eficaz». Tras los atentados de Alemania y Reino Unido que han tenido lugar en los últimos meses, son palabras que quedan en evidencia. Un intento de distinguirse que, lejos de aportar algún matiz interesante, bordea los límites de la negligencia representativa. Y es que a la formación del círculo le cuesta estar del lado del consenso y la democracia.

Ejemplo de ello es que también es el único partido que se niega a denunciar la violencia diaria de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela… aunque esta falta de motivación tiene detrás el extenso rastro del dinero. Los dirigentes de Podemos ya no engañan a nadie. Cada una de sus decisiones vienen marcadas por la ambición de situarse delante del foco público. Da igual si con ello desprecian a las víctimas de la violencia de género, a las del terrorismo o, incluso, la memoria de Miguel Ángel Blanco, como sucedió con el bochornoso espectáculo de Manuela Carmena hace tan sólo un par de semanas. No se juega con asuntos tan serios. En los temas de Estado hay que ceder para contribuir a que la sociedad evolucione. Todo lo demás es un insulto al ciudadano.

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