El Gobierno debe fortalecer la Ley de Tauromaquia

El Gobierno debe fortalecer la Ley de Tauromaquia

El Gobierno debe reaccionar con contundencia ante cualquier medida que burle la Constitución. El Parlamento de Baleares ha aprobado una regulación que tiene como objetivo prohibir de facto las corridas de toros. Una iniciativa que va contra la Ley estatal para la regulación de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural, norma aprobada en 2013. Ante este nuevo desafío, el Ejecutivo tiene que actuar para que este tipo de veleidades no se conviertan en una constante en todo el país y la inestabilidad —en este y otros temas— sea una constante diaria. Los toros no son un tema menor ni una frivolidad, como apuntan con demagogia desde los sectores populistas. Muy al contrario, es un tema utilizado constantemente por gobiernos autonómicos de corte independentista con el objetivo de atacar los símbolos culturales del Estado y mancillar los preceptos de su Carta Magna. 

En una prueba más de que el PSOE está entregado al populismo radical en algunas regiones, Francina Armengol se ha aliado con Podemos y MÈS para desnaturalizar tanto la Fiesta Nacional —nada queda de los elementos primigenios de la lidia— que al final la han hecho desaparecer en su ejercicio práctico. Una manera de imponer una prohibición encubierta que sigue la senda iniciada en Cataluña. Al igual que entonces, el Tribunal Constitucional debe anular esta ley que viola las competencias del Estado —invade funciones de la Administración General— y ataca el patrimonio cultural del mismo. Las corridas de toros fomentan la crianza y el desarrollo del toro de lidia, un valor cultural y comercial siempre al alza. También representan la esencia misma de nuestra cultura. 

El Gobierno no puede permitir en ningún caso que cada Comunidad haga de su capa un sayo y, con el fin último de contentar a independentistas y prosélitos del populismo, una parte tan importante de nuestra historia quede sepultada por la sinrazón de aquéllos que quieren hacer de España un sucedáneo de sí misma. Pedro Sánchez debería reflexionar sobre lo que están haciendo sus federaciones en según qué regiones. De seguir por esta senda, el PSOE será cualquier cosa menos un gran partido de referencia en nuestro país. Ir de la mano de Podemos los acabará diluyendo en una gran nada política carente de futuro e identidad.

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