¡Hala Madrid y Nada Más!

¡Hala Madrid y Nada Más!

A sólo un día de su 9ª final en Copa de Europa o Champions, la muy Vecchia Signora y remozada Juventus, saltará al Millenium Stadium de Cardiff con un pasado atroz: 2 finales ganadas y 6 perdidas. A sólo un día de su 15ª final en la misma competición, el Real Madrid presentará cifras apabullantes: 3 finales perdidas y 11 ganadas. Si desean perder, apuesten por la Juve, que los blancos saldrán a ganar, como es habitual, con tal de que el Madrid siga siendo el mejor club del mundo en el siglo XXI, tras ya haberlo sido en el siglo XX.

De comparar, uno por uno, a los jugadores de cada equipo, Zidane podría lamentar no contar con Buffon. También Chiellini y Dybala le vendrían bien para un once hipotético que hubiera de contener y agilizar la segunda parte de un partido enconado. El resto, esos otros ocho titulares de la Juve —comparados con los diez, catorce o quince cracks blancos que hoy nutren nuestro equipo— no resistiría un análisis de calidad extrema para jugar en este Real Madrid, pues ninguno de ellos vale, ni por asomo, lo que quieren hacernos creer.

De lo poco a temer en la final de Cardiff es el juego sucio tan propio del croata Mandzukic y del brasileño Alves, pues ambos son duchos en escenificaciones peripatéticas, en inducir a la gresca e improvisar filfas que desconcentren al equipo rival y, ya de paso, predisponer al árbitro alemán Brych, hombre firme, en contra del oponente. De no ser un pasota el soplapitos, detectará al instante el lado ficticio de este par de indecentes trileros de órdago a la grande. Supongo que el teutón, como buen árbitro que es, sabrá tratar con tramposos.

El Real Madrid es un equipo de clase única debido al ánimo marcial que le impregnó Alfredo Di Stéfano. De él aprendimos que antes de ganar, hemos de ser esclavos del esfuerzo hasta morir. O como me contó Pirri, uno de sus pupilos más queridos: “Si dan brea, a saltar y a seguir jugando, que jugando les ganamos”. ¡Así es el Madrid, tú Madrid, nuestro Real Madrid de siempre! Un equipo que sortea cepos con estilo y le echa casta al asunto. Ojalá que mañana el alma de don Santiago Bernabéu sobrevuele el Millenium Stadium de Cardiff. Que con él, ¡sí que empezó todo! A ver si te enteras, Piqué.

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