Políticos condenados señalando imputados

Políticos condenados señalando imputados

Imbornales institucionales, judiciales, policiales y beneméritos. Sumideros zapateristas en fiscalías ad hoc para deleite de la progresía. Rotativas esperando las filtraciones de partidos, fiscales y jueces. A pleno rendimiento. Directores de periódicos como Ignacio Escolar, quien a estas horas todavía sigue imputando criminalidad a Cifuentes, acatando el rol de becario de los podemitas. Informante del Granma cañí. Adjudicando penas desestimadas por jueces bajo indicación de quienes las deciden para los demás y levantan para los suyos. La chavalada falangeta de Podemos implementando las normas bastardas de las pseudodemocrácias en España. Tratando de institucionalizar las reglas del patrono-almóndiga de la narcodictadura. Al menos sí se han obrado un par de milagros en todo el asunto del linchamiento a Cifuentes: los defensores de los maquetos que trituran picoletos de Alsasua sacralizando a la UCO con el afán beato de una maruja ultraconservadora de la misa del mediodía.

El segundo milagro fue el de la súbita filtración sobre Cifuentes y las concesiones a Arturo Fernández en el día en que Podemos presentaba a su candidata para la Comunidad de Madrid, Lorena Ruiz Huerta. Aquella abogada puesta a dedo en la Asamblea de Madrid que describía a los policías como asesinos y torturadores en confidencias con la portera de Évole. Con la entrega y diligencia de una Otegi y el tono de la pija del calcetín en la boca. «O sea, por favor. Es que tío… te lo juro… en el 90% de los casos los apaleaban”. El partido de condenados por agredir policías, guardia civiles, de senadores ascendidos de la militancia en banda armada, de violadores de niñas abusadas antes de aprender a hablar.

El partido de Cañamero, más esqueje que hombre, obsesionado con pedir subsidios. Como buen inútil del SAT que cada vez que sube al atril del Congreso lleva una hortaliza o un Fruiti. Un esparrago o una freza de «Huerva» a la que le han robado la dignidá o los derechos humanos. Pero nunca habla de las viandas atracadas al Mercadona ni a su personá. Hablando como si estuviera mordiendo un chorizo de Cantimpalo: “Exigimo la derogación del riquisito de las peonás pa pedí el subsidio de desempleo. El PER hay que dervircunlandon de los ayuntamientos pa que sea un derecho reá”. ¿Con semejante despliegue de excelencia qué demócrata querría a Cifu pudiendo votar al partido que podría llevar a Alfon a La Moncloa?

Y Ciudadanos entrando al trapo de la tropa que habla de “emergencia institucional”. De los que reprueban a Catalá en el Congreso días después de que el filántropo bolivariano de los morados deje 42 muertos en las calles de Venezuela y horas antes de que éste declare el estado de excepción. Si es que acaso en aquel infierno que ellos ayudaron a crear y a abrir en canal quedaba alguna garantía constitucional. Ignacio Aguado, portavoz de Ciudadanos en la Comunidad, seguía obcecado en llamar a Cifuentes a declarar en comisión de investigación, el carísimo estamento paralelo a la sala judicial habilitado para suplantar al juez y para linchar al rival inventado por los políticos. Y cada vez que vemos a sus señorías preguntando en esas comisiones parecen jugadores de Warhamer nivel experto dándolo todo. Dinero público pagándoles coaching hormonal. Los de Rivera ya se veían capitalizando el voto de una Cifuentes a la que veían acabada y camino de la misma taxidermia a la que fue sometida Aguirre. Se repartían los restos con la misma premura y avidez de los podemitas. Incapaces de ser algo más que envidia del macronismo y abstención rezagada. Si Rivera quiere ser algo que siga creando comisiones de investigación, pero no para sacar de las instituciones a posibles imputados, sino para expulsar a los delincuentes que ya están dentro.

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