Corrupción Marca España

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Leía hace un par de días que España es un 16% más corrupta que el resto de (lo que queda) de Europa.

Decían cosas muy curiosas, de esas que te dejan pensando después. Por ejemplo, que el 50% de los españoles y españolas hemos sido víctimas de algún tipo de delito económico.

Señalaban en la noticia que, según las fuentes policiales, los delitos de estafa han crecido en los últimos tiempos un 40%, con más de 130.000 detenidos durante los dos últimos años (aumentando la cifra de detenidos un 30%).

Y me quedé pensando.. sobre todo con las detenciones de estos días, el caso Lezo, la Gürtel, Púnica, los Eres de Andalucía… y me dije a mí misma que no, que el 50% de los españoles y españolas, no. Que TODOS los españoles y españolas estamos siendo víctimas de delitos económicos.

¿O es que estos que presuntamente han trincado a manos llenas, llevándose todo lo que han podido y más, siempre de dinero público -mío y suyo, querido lector- no son chorizos y nosotros sus víctimas? Si entendemos realmente que el dinero público es de todos, que por lo que presuntamente han mangado nuestros representantes públicos hemos visto mermados nuestros servicios públicos (sanidad, educación, infraestructuras), podemos afirmar que el 100% de la sociedad española hemos sido víctimas de los delitos económicos que, hasta la fecha, están resultándoles bastante beneficiosos a muchos empresarios que, para más inri, no tributan en España.

Porque esa es otra cuestión: los impuestos que dejan de pagar las grandes fortunas, ya sea porque tributan en otros lugares, o porque directamente, gracias a vericuetos legales (como fue la amnistía fiscal tan insolidaria, injusta y lamentable que promovió el Partido Popular nada más llegar al poder absoluto hace ya más de una legislatura), el efecto real y directo está siendo el desmantelamiento de nuestro Estado de Bienestar. Y esto es un delito imperdonable.

Y yo me pregunto, ¿es solamente corrupto el que se lleva la pasta y la mete en su bolsillo (entiéndase por bolsillo esa cuenta en un paraíso fiscal, ese maletín en casa de tus suegros), o también lo es quien le corrompe (empresario que trampea los procesos para llevarse ese contrato aumentando los costes, siempre pagados con dinero público), así como todos los políticos que desde sus puestos permiten -activa o pasivamente- que esto suceda?. Porque siendo así, las responsabilidades se extienden, como una mancha de chapapote en el mar (aunque algunos se empeñen en hablar de hilillos de plastilina, estamos ante una verdadera mancha), a todos y cada uno de los responsables públicos de este país. Siendo el Partido Popular una organización imputada, bien podría quedar disuelta, como ya apuntaba estos días un magistrado. No hay valor para ello, porque los costes de desmontar este terrible y tremendo castillo de naipes serían incalculables. Pero se debería hacer.

Igualmente, la responsabilidad de aquéllos que les permiten estar en lugares donde se toman decisiones, se amañan contratos y se presiona a los miembros de la Justicia. O sea, el Partido Socialista o Ciudadanos tienen mucho que ver en todo esto. Su apoyo para que el Partido Popular desgobierne esta nación ha sido fundamental, y forma, por ello, parte del entramado: vienen a ser colaboradores necesarios para este expolio.

Los chorizos, presuntamente, deberían devolver todo lo que nos han mangado. A usted y a mi. Y abrir colegios, plantas de hospitales, poner a disposición de todos las autopistas privadas que estamos rescatando con dinero público. Un largo etcétera. Deberían. Además de dormir en la cárcel, que, por cierto, también paga usted y pago yo: o sea, que ahora mismo, no devuelven lo trincado pero además les pagamos una pensión completa (si, en un centro penitenciario, con todo lo que eso conlleva negativamente para ellos, pero a efectos económicos, ahora su comida, su gimnasio y su colchón se los pago yo).

Hemos llegado a un punto en el que mirar el mapa de la corrupción en España, ese enorme cesto de manzanas podridas, genera una desazón, que no hace otra cosa que dejarme con cara de gilipollas. Porque aquí parece que todo vale. El dinero robado no aparece, algún tonto útil pasa la noche en la cárcel, y algún desvergonzado dimite. Pero las plantas de los hospitales siguen cerradas, las listas de espera siguen aumentando, los colegios públicos cada vez más destartalados (sin calefacción, sin recursos, sin profesionales bien respaldados por el Estado). Y yo sigo pagando mis impuestos. ¡Pobre de mi como se me pase una factura en la declaración! Pobre de mi como no pague por adelantado las facturas que aún no he cobrado. Pobre de mi, pobre de usted. Pobres. Que es lo que somos. Y gilipollas. ¿O no?

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