Una afrenta a las víctimas socialistas

Una afrenta a las víctimas socialistas

El clima político en España cae en el delirio con demasiada asiduidad. El populismo militante se afana en convertir en víctima de la justicia a una mujer que ha publicado tuits como «Me molesta que Rajoy todavía no haya recibido un balazo en la cabeza» o «Lo único que lamento es que Adolfo Suárez no hubiera muerto con una bomba debajo de su coche». En un contexto con semejante nivel de maldad, cada día es más evidente que a un partido como el PSOE le urge un liderazgo con nombre y apellidos. Una persona que llegue a Ferraz 70 con un criterio unificador, respetuoso con la historia y los principios elementales de la formación. Los socialistas no se pueden permitir el lujo de dudar sobre la conveniencia de mantener el delito por enaltecimiento del terrorismo. Una tribulación así, además confluir en el discurso radical e irresponsable de Podemos —sólo por la amenaza yihadista ya sería imprescindible el artículo 578 del Código Penal— supone una afrenta a todos los socialistas que dieron su vida por defender la libertad democrática ante la violencia criminal de ETA.

¿Dónde quedaría la memoria de emblemas como Fernando Múgica, Ernest Lluch, Fernando Buesa o Isaías Carrasco? Especialmente cuando todo este dilema viene propiciado por la condena a un año de prisión de Cassandra Vera. Una mujer que, a tenor de sus tuits, es cualquier cosa menos el paradigma de respeto y civismo que debe imperar en nuestra sociedad. Tal y como está España, los partidos constitucionalistas lo tienen relativamente fácil para no equivocar el rumbo: basta con hacer justo lo contrario de lo que diga Podemos. Decisiones todas ellas que, con los respetables matices ideológicos de cada formación, entroncarán con el sentido común y la congruencia.

No hace falta tener los dones adivinatorios de la otra Casandra —la de la mitología griega— para saber que aquellos partidos que caigan en las trampas propagandísticas de los morados acabarán pagándolo caro tanto a niveles de credibilidad como en las urnas. Hoy por hoy, el delito de enaltecimiento del terrorismo no sólo es una forma eficaz de luchar contra la propaganda y la captación del Estado Islámico a través de Internet, sino una manera de garantizar que la lucha de aquéllos que dieron su vida defendiendo la libertad de todos no fue en vano.

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