De “sonrisas” a escraches

De “sonrisas” a escraches
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Los propagandistas del intento de secesión de Cataluña han vendido desde el primer momento que su proyecto excluyente es “democrático”, “cívico” e “integrador”, y lo bautizaron, en un ejercicio de cinismo, como “la revolución de las sonrisas”. Nunca fue así, pero quisieron convencer al mundo que las demostraciones norcoreanas de centenares de miles de ciudadanos uniformados con la misma camiseta eran un ejercicio de libertad y de tolerancia, cuando lo que buscaban era excluir a la mayoría de los catalanes que abominan del separatismo.

Pero su discurso falso ya no se aguanta más. La “revolución de las sonrisas” se ha transformado en la “revolución de los escraches” para intentar amedrentar a los catalanes constitucionalistas que defienden la buena convivencia con el resto de compatriotas del resto de España. La imagen de un comando de radicales ocupando la sede central del PP catalán es la auténtica cara del secesionismo. La imagen de la Cataluña de Puigdemont es un puñado de exaltados atacando la sede de un partido democrático mientras la portavoz de la CUP en la cámara autonómica daba una rueda de prensa en la puerta con un atril en el que destacaba un micrófono de notable tamaño de TV3. Y los Mossos d’Esquadra mirando.

La “revolución de las sonrisas” es la que subvenciona a periodistas convertidos en propagandistas que elaboran supuestos “observatorios del odio” para marcar e intentar acoquinar a los medios que critican sus excesos. Como OKDIARIO, cuyo apoyo constante al constitucionalismo en Cataluña le ha valido ser señalado por estos apóstoles de la intolerancia. Por suerte, ni los catalanes que luchamos por mantener vivo el proyecto español en nuestra comunidad autónoma, ni los partidos que nos representan, ni la prensa que sigue apoyando nuestros esfuerzos nos rendimos. Es la mejor esperanza para garantizar que, al final, se impondrá la sensatez y ganará la convivencia.

Sergio Fidalgo es presidente del Grupo de Periodistas Pi i Margall

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