Podemos, C’s y PSOE defienden la casta de los estibadores

Podemos, C’s y PSOE defienden la casta de los estibadores

Ciudadanos comienza a ser el Alonso Quijano de la política española. Si el «ingenioso hidalgo» veía gigantes donde en realidad había molinos, el partido de Albert Rivera cree tener aliados donde sólo cuenta con rivales. Su nuevo bandazo político para unirse a PSOE y Podemos y tumbar así la convalidación de la reforma liberalizadora de la estiba lo convierte en cómplice protector de una de las castas laborales más privilegiadas de España. Los estibadores conforman un sector controlado por los sindicatos que genera un sobrecoste de 230.000 euros por barco a los puertos españoles debido al descenso de la productividad. La reforma, defendida con buen criterio por el Gobierno, es una exigencia continental. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea nos sancionó en 2014 por no liberalizar el sector y como consecuencia hay una deuda acumulada de 23 millones de euros. Un hecho que aún podría ser más grave si hay una segunda sentencia, ya que nos costaría 134.000 euros diarios a todos los españoles con cargo a los impuestos, o mediante recortes, hasta que se aplicara la reforma.

De ahí que no se entienda que, sólo por el mero hecho de ir en contra de Mariano Rajoy, las distintas formaciones cercenen la posibilidad de reducir el 30% de los costes portuarios e incrementar el Producto Interior Bruto (PIB) en más de 2.400 millones de euros, así como crear 18.000 puestos de trabajo. Ante este contexto, el partido naranja se ha limitado a cambiar de opinión en tan sólo 12 horas y optar por la abstención. Una manera de bailarle el agua a podemitas y socialistas que, en ningún caso, favorece los intereses de España —pierde la posibilidad de aumentar su PIB en un 0,22%— ni tampoco a los trabajadores de otros sectores, ya que las condiciones de los estibadores pertenecen a un mundo paralelo que no se corresponde en nada con la realidad que los españoles pisan en su día a día laboral. Sus salarios triplican el de otros trabajadores de diferentes ámbitos que cuentan con las mismas aptitudes y actitudes. De media ganan 70.000 euros anuales, un 60% más que el resto de empleados en los puertos. De hecho, tal y como les cuenta OKDIARIO, un gruista puede superar los 110.000 euros al año, más que el propio presidente del Gobierno.

Con este panorama, llama la atención más si cabe que Rivera siga los pasos del veleidoso Pablo Iglesias y de un PSOE en compás de espera que continúa sin un liderazgo claro que le otorgue cierta coherencia. Tras la votación de estos tres partidos en el Congreso de los Diputados, los estibadores han desconvocado la huelga. A partir de ahora, podrán seguir disfrutando de su hiperbólico paraíso laboral en un sector dominado por el enchufismo. Un monopolio endogámico donde los lazos familiares son imprescindibles para trabajar en él. Los poco más de 6.100 estibadores españoles conforman en su mayoría un sistema hereditario que pasa de padres a hijos sin posibilidad de que se abra a otros demandantes de empleo. Parte de una realidad anacrónica que nos resta competitividad en comparación con otros puertos de Europa tanto por los salarios disparatados como por los propios costes de las operaciones. Hay que «felicitar», por tanto, a Ciudadanos, Podemos y Partido Socialista por permitir que España mantenga, proteja y consienta los requisitos extemporáneos de unos trabajadores más emparentados con los gremios decimonónicos que con la realidad empresarial y competitiva del siglo XXI.

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