Contra España y contra la religión católica

Contra España y contra la religión católica

Podemos y los independentistas catalanes están empeñados en convertir España en un campo de batalla social. Como si quisieran instaurar de nuevo el caos de 1936, atacan y persiguen algunos de los símbolos más representativos del Estado —el idioma y la religión católica— en regiones que entienden claves para lograr sus objetivos. El principal no es otro que acabar con el sistema de libertades que desde 1978 articula el mayor periodo de paz y prosperidad que ha vivido España en toda su historia. Nuestro país es aconfesional y así debe seguir. No obstante, no se puede negar la evidencia: el catolicismo cuenta con una cantidad abrumadora de apoyos. Perseguir la educación en colegios de esta confesión es perseguir la libertad de enseñanza. Los radicales de una y otra corriente están empeñados en convertir Aragón, Valencia y Cataluña en un triángulo de las bermudas donde desaparezca cualquier atisbo de españolidad.

En la región aragonesa, por ejemplo, Javier Lambán ha cedido al chantaje podemita y para que le aprueben las cuentas públicas cerrará 28 aulas de colegios católicos por expreso deseo del podemita Pablo Echenique. Una concesión que va más allá de la propia religión y que genera una gran alarma en las familias de los más de 52.000 alumnos que han optado por la educación concertada. Además, si esta decisión se extendiera afectaría a más de 4.000 trabajadores en 90 centros. El caso de Aragón no es una excepción. El Gobierno valenciano de Ximo Puig sigue la misma senda y dificulta que en los colegios se imparta la materia religiosa. Una manera de renunciar a nuestra propia esencia, ya que, nos guste o no, nuestra cultura se asienta en esos preceptos desde hace siglos y desconocerlos es despreciar lo que somos como pueblo. Por desgracia, la radicalidad e ignorancia de ciertos representantes públicos nos empujan hasta el precipicio del caos. Hay quien dice que una sociedad que desconoce su historia es una sociedad condenada a repetir los errores del pasado.

Lo último en Opinión

Últimas noticias