¿Acabarán de una vez en la cárcel o serán unos infantes?

¿Acabarán de una vez en la cárcel o serán unos infantes?

La Fiscalía Anticorrupción haría historia si finalmente procesara al clan Pujol Ferrusola como una «organización criminal». Tras el juicio por el ‘Caso Urdangarin’, y a pesar de la benevolencia en la penas y la exoneración de la infanta, sería la constatación de que, poco a poco, cada vez quedan menos intocables en nuestro país. Una certeza que nos situaría más cerca de que se cumpla de un modo real el artículo 14 de la Constitución: «Todos los españoles son iguales ante la ley». Este hecho redundaría en la calidad de nuestra democracia y en su credibilidad ante los ciudadanos, hartos de apretarse el cinturón en los malos tiempos de crisis y recesión para ver cómo ciertos representantes públicos encuentran, tanto en la política como en las relaciones institucionales, una oportunidad para enriquecerse de forma ilícita gracias a lo que los anglosajones conocen como white-collar crime —lo que en España entenderíamos como delitos de guante blanco.

Sólo cabe esperar que el Ministerio Público y el juez De la Mata no hagan un ‘infanta’ con esta famiglia y apliquen el máximo castigo que les permita la ley. En ese sentido, la actitud del titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional es prometedora. José de la Mata ha decidido asumir todas las causas que tienen relación con los Pujol. Hasta ahora, juzgarlos por separado había resultado inane. Desde el inicio de la democracia hasta nuestros días, la familia Pujol ha sido paradigma de la ignominia. En una pirámide delictiva sin precedentes en España y Europa, desde el molt honorable Jordi Pujol i Soley hasta el benjamín Oleguer Pujol Ferrusola —pasando también por su hermano Jordi— han construido un emporio de miles de millones de euros con intereses económicos e inmobiliarios a nivel nacional e internacional, paraísos fiscales incluidos.

Por todo ello, será clave el trabajo coordinado entre la Fiscalía Anticorrupción y el magistrado. Si consiguen demostrar la promoción, constitución, organización y coordinación de una estructura criminal, los Pujol podrían terminar sus días de vino y rosas en la cárcel y bajo penas que oscilarían entre los 4 y los 8 años sólo por este caso, amén del resto de asuntos que tienen y podrían tener pendientes. Por lo tanto, un castigo severo sería más que merecido para aquéllos que entendían la «identidad catalana» como un medio para hacerse ricos a base de esquilmar el dinero de todos los contribuyentes.

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