Fresones y mordazas

Fresones y mordazas

«Estamos en un país libre, pero ten cuidado con lo que escribes». La primera parte de esta advertencia parece sacada de una película yanqui; la segunda pudiera haber sido pronunciada en España en tiempos de Franco. En cualquier caso suena anacrónica, incluso un poco artificial, y sin embargo yo la escucho muy a menudo, especialmente desde que se aprobó la famosa Ley de Seguridad Ciudadana de 2015. ¿No suena? La ‘Ley Mordaza’. Ahora sí.

No iba de farol Fernández Díaz, ese ministro que tan pronto filtraba información para difamar a un adversario político como que al rato le daba por condecorar a una virgen, y la mejor forma de demostrarlo es cobrarse la primera pieza: César Strawberry. Vaya por delante que los tuits del cantante de Def Con Dos, apellidado en realidad Montaña Lehmann —mucho más acorde con su aspecto— pasan más por algo zafio que ofensivo, como bien apuntó Eduardo Madina. No olvidemos que Strawberry fue absuelto por la Audiencia Nacional hace sólo unos meses, y ha sido el Tribunal Supremo el que lo ha condenado tras el recurso de la Fiscalía. Se me antoja tan forzado como los sucesivos archivos y reaperturas del caso Zapata. ¿Quién sale beneficiado de esto? Algunos braman, coléricos: «Así aprenderán la lección». Y de paso metemos miedo a la gente, no vaya a ser que les dé por hablar más de la cuenta y esto parezca una democracia. Qué país.

Ya lo dijo Umberto Eco mucho mejor que yo: «Las redes sociales dan derecho a hablar a legiones de idiotas que antes hablaban en el bar después de un vaso de vino. Ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel». No digo que Strawberry sea un idiota, a mí al menos no me lo parece, pero sí fue chabacano con sus chistes sobre Ortega Lara o Juan Carlos de Borbón. Puede que la víctima de ETA se haya ofendido, pero el rey emérito seguro que está más preocupado por otros asuntos relacionados con su tiempo libre. Me atrevería a decir que le preocupa mucho más la suerte que corra su yerno Iñaki o que su nieto Froilán no vuelva a pegarse un tiro en el pie. Cosas más raras se han visto en palacio.

Las preguntas que me hago son: ¿Cuánto hace que en España no se condenaba a alguien a cárcel por escribir unos chistes de mal gusto? ¿Tan poquito nos ha durado el juguete en este país? ¿O es que la libertad de expresión es para según quién y en qué momento? Si por unos tuits te puedes ir a prisión, ¿qué hacemos con los que cogen sobres y destruyen discos duros? Al menos sólo es un año y el condenado no va a pisar la cárcel, así que no es para tanto, por esto no se acaba el mundo, señores. Pero un poquito de vergüenza sí que da.

Lo último en Opinión

Últimas noticias