¿Es rentable invertir en ganadería?

¿Es rentable invertir en ganadería?
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En las últimas 13 semanas, los precios de vacas y cerdos en el mercado internacional han subido un 28.77%. ¿Y qué? «Eso cuéntaselo a los ganaderos», sería una respuesta habitual. Sin embargo, a día de hoy invertir en ganadería no tiene por qué significar comprar un rebaño de vacas, una granja de cerdos o una lechería de cabras. Invertir o especular en ganadería —vacas, cerdos y leche bovina— se puede hacer a través de diversos futuros financieros  accesibles a todo el mundo. Se pueden hasta comprar fondos como  iPath Dow Jones-UBS Livestock Subindex Total Return ETN (COW) o UBS Etracs CMCI Livestock Total Return ETN (UBC) para especular sobre el precio de las vacas y cerdos —el primero sirve para especular y el segundo para invertir más a largo plazo—. El éxito económico de cualquiera de estas operaciones, desde comprar una finca en Argentina para vacas hasta invertir en COW, depende sobre todo del precio de estas materias primas. El problema es que una nueva tecnología puede convertir en obsoletas las predicciones de oferta y demanda.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura proyecta que para 2030, el consumo medio de carne subirá de 25.5 kg por persona al año a 37 kg en países en desarrollo y de 88 kg por persona al año a 100 kg por persona al año. La demanda de productos lácteos pasará de 45 kg por persona al año a 66 kg en países en desarrollo y de 212 a 221 kg por persona al año en países industrializados. A esto hay que sumarle que para 2030 las Naciones Unidas proyectan un crecimiento de la población mundial en 1.000 millones de personas. Por lo tanto se puede decir que las proyecciones estiman un aumento significativo en la demanda de carne de vaca, cerdo y productos lácteos.

La oferta también ayudará a los precios ya que según los datos más optimistas de esta misma organización el crecimiento de 2015 a 2030 estará capado en un 25% debido a menos tierra arable para producción de alimento y menos pastos debido al cambio climático. Parece una inversión segura.

No obstante, este modelo de oferta y demanda está obsoleto, ya que no tiene en cuenta los cambios tecnológicos que pueden revolucionar esta industria. Estamos hablando de carne y productos lácteos sintéticos. Esto no es una quimera. En 2013 un laboratorio holandés creó la primera hamburguesa sintética. Se extrajeron células madre del hombro de una vaca, sin ningún dolor o daño para el animal. El coste era prohibitivo y el sabor no muy bueno. Sin embargo, la tecnología evoluciona y a día de hoy existe una empresa en San Francisco llamada Memphis Meat que crea todo tipo de carne sintética de sabor y textura excepcional. Esto es según las opiniones de cientos de personas que la han probado y todo por un coste de algo más que la carne de siempre. El hecho es que en cinco años pueden estar en todos los supermercados americanos. Otra empresa en Berkeley, Perfect Day, ha conseguido producir leche de vaca sintética a base de insertar ADN de vacas en células de levadura. Según dice la empresa tiene el mismo sabor que la leche, más propiedades y no tiene lactosa, ni colesterol. Ya están preparados para comercializarla en 2017.

Es difícil imaginarse a uno mismo comiendo o bebiendo estos productos, pero si la alternativa sabe igual, es mejor para nosotros, para el medio ambiente y para los animales, ¿por qué, no? Esto supondría un fuerte descenso en la demanda tradicional y un fuerte aumento de la oferta de carne y leche. Falta tiempo para que estas nuevas tecnologías afecten la oferta y demanda ganadera, pero siempre es mejor no apostar contra este tipo de tecnologías revolucionarias que pueden cambiar una industria en pocos años.

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