Patxi Brutus López

Patxi Brutus López

He aquí la versión más barata de Brutus. López también acaba de rematar con daga al agónico Sánchez para postularse a la subasta de la Secretaría General del PSOE con el menor número de oponentes cerca de sí. Siendo el vasco un político deslizante que no conecta con la masa, o lo que es lo mismo, un politicastro conocedor de su defecto, quitará de en medio a quien tenga que quitar con tal de que no se le resista el cargo. ¡Pobre PSOE! Si la filmografía hispana se animase a versionar ‘Dos tontos muy tontos’, ya tendría a los protas sin convocar un casting, aportando los caretos de López y Sánchez. ¡Menudo tándem de lelos traicioneros, caray que dúo de enredadores inútiles! Imaginen en pantalla al peor lendakari de la historia junto a la más nefasta herencia viva de Zapatero. ¿Cómo no admitir que aquél histórico PSOE carece de dignos repuestos humanos, si nos oferta semejante deshecho de tienta? El hierro de aquella ganadería brava que antaño embestía, hoy brinda mansos becerros esquivos. ¡Pobre PSOE, de estar guiado por auténticos Victorinos y Miuras, a ser manejado por chotos hipócritas que caducan en mayo próximo!

Valga el curriculum de Patxi Brutus, cuya inoperancia no deja lugar a duda. Empezó a estudiar ingeniería industrial en la Universidad del País Vasco pero no terminó dicha carrera porque jamás termina lo que emprende. A Patxi, indocumentado en humanidades, no en vano cultiva la versión más barata de Brutus, lo que le va es el arte de apuñalar, en eso no hay quien le iguale. Medio trilero, mitad buscavidas, saca la daga, la afila y se la clava hasta el puño al amigo de turno, que para algo están los amigos, para sacárselos de encima.

Este gachó de Portugalete pone cara de cándido y es más malo que el hambre. Su última presa, perdón, quería decir víctima, ha sido el pollo, perdón, nuevamente, que estoy refiriéndome al Cisne, al que le ha arreaó tantas puñaladas que lo ha dejaó desplumaó. Patxi no se corta. Si hay que acuchillar, se acuchilla, caiga quien caiga. Y de caer muchos, logrará lo que ningún otro inepto de cuantos le rodean, habría previsto nunca. ¿O quién sino, tras haber sido un lendakari de juegos recreativos, podría soñar con poder reunir anhelos bastantes para proclamarse presidente de una República particular?

Patxi Brutus teme que su autobombo acabe en autodecepción, intuye que en llegando San Isidro quizá se deje las criadillas y huye, como ánima en pena, del paro al que los barones del PSOE condenan a los cerebros vulgares. Échenle una mano, vótenle, aclámenle, que tal trapisondista anda necesitado de empatía social y reconocimiento político. No le abandonen, denle un trono con forma de guiñol o una embajada portátil, pues lo único que desea este inculto provinciano es gobernar, aunque sea una trainera hundida. Gobernar y clavar la daga. O al revés, que para  gobernar, antes hay que apuñalar. ¿A que sí, Brutus?

Lo último en Opinión

Últimas noticias