La gestión basura de Kichi embadurna Cádiz

La gestión basura de Kichi embadurna Cádiz

El cambio que con fatua ostentación prometió ‘Kichi’ para el Ayuntamiento de Cádiz se ha quedado en nada. De hecho, su elección como alcalde ha sido lo peor que le ha podido pasar a sus convecinos. Al igual que sucede en ciudades como Madrid o Barcelona, la nueva política de Podemos en Cádiz ha dejado sus promesas olvidadas en las asambleas. Tras el incumplimiento sistemático de las mismas por parte del exsindicalista chirigotero —promotor, entre otras genialidades, de un curso de inserción laboral donde enseñan a masturbarse— una lógica indignación crece entre los vecinos de la ciudad andaluza, víctimas de una gestión que hace méritos para convertir el Consistorio gaditano en el peor de España. Sobre todo si tenemos en cuenta casos como el del concejal de Medio Ambiente Manuel González Bauza, quien habría utilizado su cargo para conseguir intereses particulares. Una mugre ética y moral sólo superada por la que soportan los ciudadanos en sus calles.

En la capital de una de las provincias con más paro del país, el titular de Medio Ambiente reconoce que «debe favores» a la contrata de limpieza por enchufar a su hijo. Un mercadeo de influencias e incompatibilidades que, sin embargo, y a pesar de haber sido reconocido por el propio concejal en varias grabaciones, no supone una irregularidad según el criterio del inefable José María González ‘Kichi’. Y eso que OKDIARIO ha aportado en exclusiva las pruebas documentales que certifican cómo Sufi-Cointer, cuyo contrato fue prorrogado por los podemitas a razón de 13,3 millones de euros, ha manipulado los partes de limpieza para inflar y falsear las partidas destinadas a la limpieza de la vía pública. Informaciones que el primer edil ha recibido ufano y que le han servido para atacar a este medio. Si la Fiscalía acabara de una vez con la incomprensible bula que disfrutan tanto Podemos como sus filiales, ‘Kichi’ perdería esa estólida sonrisa por todo lo que tiene que explicar. Una cochambre que, como en la Dinamarca shakesperiana, huele peor que mal. Especialmente porque este iceberg de basura física y conceptual tan solo ha mostrado la superficie.

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