Empleo y Paro son los desafíos

Empleo y Paro son los desafíos

La lacra del paro, del que tanto hablamos, es otro gran reto que tiene ante sí el nuevo Gobierno Rajoy. No nos podemos contentar con esos tímidos datos de que el paro ahora baja en 200.000 personas para al cabo de tres meses aumentar en otras tantas. Nuestro problema de paro lamentablemente es estructural. En los siguientes gráficos se ve cómo en 2007, con un producto interior bruto de 1.081 billones de euros, en España, según la EPA, trabajaban 20.476.900 personas mientras 1.927.600 personas estaban en situación de desempleo. Si saltamos a 2015, con un PIB de 1,076 billones de euros trabajaban solo 18.094.200 personas y se encontraban en paro 4.779.500 personas. Cuando en 2016, nuestra economía previsiblemente, y según datos del Banco de España, alcance un PIB de 1,101 billones de euros el número de personas que sí están trabajando es de 18.527.500, según la EPA del tercer trimestre de este año, mientras 4.320.800 están en el paro.

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Comparando 2008, el ejercicio en el que España consigue su mejor registro de PIB, con 2016, años en los que el PIB alcanza la cota de 1,1 billones de euros, la diferencia es sustancial: en 2008 trabajaban 19.856.800 personas y en 2016 solo lo hacen 18.527.500 personas. Si el paro en aquel año de 2008, cuando estalló la crisis financiera con el desplome de Lehman Brothers el 15 de septiembre, era de 3.207.900 personas, hoy es de 4.320.800 personas. Por consiguiente, la teórica y entusiasta recuperación económica que proclaman nuestras autoridades y la clase política, deja mucho que desear. En 2016, hay 1.329.300 ocupados menos con un volumen de economía similar al de 2008, y contamos desgraciadamente con 1.112.900 desempleados más.

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Los dos gráficos precedentes plasman la evolución del PIB de 2007 a 2016 y la trayectoria del paro en esos años. Con 1,081 billones de euros en 2007 de PIB, España, entonces, solo tenía 1.927.600 parados. En 2015 con un PIB de 1,076 billones de euros, el número de parados ascendía a 4.779.500. Y, como decíamos, en 2008 con un PIB de 1,116 billones de euros había 3.207.900 desempleados, en 2016 con un PIB casi igual los parados suman 4.320.800 personas…

Algo no funciona bien. A lo largo de todos estos años tan difíciles las desapariciones y defunciones de empresas han sido un denominador común. En 2008, España contaba con 3.422.239 empresas, en su gran mayoría pymes, y ese total de empresas generaba un empleo de casi 20 millones de personas. En 2015 quedan 3.182.321 empresas que directa e indirectamente dan lugar poco más de 18 millones de personas. Por más que vayan naciendo nuevas empresas, la duda es si las recién llegadas serán intensivas en empleo o al haber nacido en una nueva era, como es la digital, la necesidad de mano de obra es menor. Entretanto, muchas de aquellas empresas que han sobrevivido a esa etapa turbulenta se han armado con buen equipamiento, en particular en el sector industrial, para ganar en competitividad y productividad.

Confluyen en ese hándicap para la economía nacional que es el paro crónico, del que a corto y medio plazo uno no ve visos de que se produzca una profunda revolución que altere el actual statu quo, distintas causas como el problema estructural que supone el débil crecimiento de la productividad en España y el nivel de formación y cualificación de un gran número de nuestros desempleados. Pero también, el hecho de que las empresas españolas en comparación con sus rivales europeas —pensando en esa Europa que marca el paso— son más pequeñas y menos productivas a la vez que menos orientadas a la exportación y a los mercados internacionales, aspecto éste que por suerte está cambiando gracias al duro impacto de la crisis.

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