#YoViajoConPedroLandon

#YoViajoConPedroLandon

Soy de la generación del coplero Francisco y de Jonathan Smith, aquel espíritu alado medio Gary Cooper medio Lauren Postigo de ‘Autopista hacia el cielo’. A ambos los quise profusamente a pesar de mis debutantes 6 años. Y ninguno de los dos me hizo nunca ni caso. Francisco porque estaba en la cumbre, evocador, latino y rodeado siempre de rubias voluptuosas, Trumpianas. Qué distinto era, sin embargo, aquel Michael Landon… tan protector, tan tierno… Claro, por ser un ángel asexuado. Recuerdo como aparecía caminando tras aquel fundido igualito al cartel del #YoViajoConPedro. Aquella sombra melancólica y lejana en la carretera. Con andares rufianescos, cuasi desmayados. Acompasados con una melodía que te encogía el corazón. Bonachón, ligero de equipaje. Con el corazón lleno de amor para repartir capitulado entre todos los humanos que sufrían de soledad, de enfermedad, de discriminación, de incomprensión. ¿Y por qué no?, también de aquellos aquejados de orfandad socialista. Era un custodio tan terrenal que a buen seguro guardaba su carnet de progresista de Ferraz en la guantera de aquel maravilloso Ford Sedan.

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Y ocurrió que,  32 años después, ¡el domingo creí volver a ver a aquel querubín sentado con Évole en Salvados! Con la misma camisa vaquera de Landon abierta hasta el pezón, el izquierdo socialista. Con ese jeto de porcelana, solo. Atribulado por los que padecen. Prometiendo un viaje por España en misión apostolar para, así, calmar el dolor por la desigualdad, los recortes, la guerra civil, la reforma laboral, y, una vez amortizada la ley del matrimonio gay, ¿quién sabe si por la persecución a la pansexualidad? Ya no quedaba rastro del antiguo político trilero y haragán cuando empezó a hablar en aquella cafetería de western decadente a las que Jordi se lleva a sus señorías a confesar. Aunque para mi gusto pegaba mucho más la detonación del PSOE de Díaz desde el Peugeot de Sánchez o desde un viejo Cadillac.

La negación del mismísimo Felipe González como deidad, el jaque a César Alierta poniéndole a vender ADSL´s como castigo a la conjura judeo-masónica emprendida para descabalgarlo de la secretaría general, o el embate a PRISA por llamarle “insensato sin escrúpulos” en aquel brutal editorial que “abusó de él en lo personal”. Aunque para brutal aquel juguete roto reconociendo el impulso renovador y la voluntad transformadora del Iglesias que siempre le quiso destrozar.

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Nada hasta ahora había podido con el PSOE. Ninguna histórica encrucijada ética o moral. Ningún enemigo exterior. Ninguna derecha. Ni dos ruinas para España, ni la legalización de la ETA funcionaria y militar, ni la tramposa ideología de género, ni el chivatazo al herriko-barman Elosúa de aquel bar Faisán. ¡Las exequias socialistas tuvieron que ser oficiadas por las fuerzas convergentes del IBEX35 y el “je ne sais pas” con encogida de hombros de los propios socialistas al gobierno popular! Aunque la única verdad sea que Sánchez, con la ayuda de los Puig, García Page y Lambanes, y el mismo portavoz Hernando que ahora Pedro es incapaz de pronunciar, han convertido al PSOE en el porrismo de este Podemos que aplaude al abertzale aldeano de Oscar Matute en la sede de la soberanía nacional. Ambos, el de Sánchez y el de los penitentes de Ferraz, son actualmente el mismo PSOE. El PSOE que hoy apela a la conciencia es el mismo que hace sólo seis meses trapicheaba con Gabriel Rufián.

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