El miedo como arma política

El miedo como arma política

Este sábado no habrá paz para el Gobierno de Mariano Rajoy, ni siquiera antes de que se constituya de manera oficial. No habrá respeto para el Congreso, epicentro de la soberanía nacional, representación de los más de 18 millones de personas que no quisieron saber nada de Podemos en las urnas, tampoco de su política de revancha y enfrentamiento. No habrá, por tanto, respeto a España ni a los españoles, hastiados tras 10 meses de bloqueo político, deseosos de que el país se ponga en marcha de una vez. Ante su condición de convidado de piedra en la política estatal, el partido liderado por Pablo Iglesias olvidará cualquier atisbo de interés general para tomar las calles contra los legítimos resultados de las elecciones generales. Una iniciativa que bordea el atentado civil contra el sistema democrático que nos cobija. Podemos hará lo único que sabe hacer: populismo dentro y fuera del Hemiciclo. Ante el acuerdo entre PP y Ciudadanos, y la abstención del PSOE, la formación de Iglesias responderá utilizando el miedo como arma política.

La turba y su inherente desorden es la manera en la que los morados darán la enhorabuena a Rajoy, único político que ha ganado dos comicios en el último año. El intento de asaltar el Congreso —la Policía no permitirá el atropello— es en sí mismo un acto de hipocresía. Resulta cuanto menos curioso que sus organizadores lleven años dedicados a la cosa pública, inmersos en el sistema que ahora quieren subvertir con tácticas propias del golpismo anarquista de hace un siglo. Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Rafa Mayoral han expresado en varias ocasiones su voluntad de convertir la calle en una «trinchera». Desgraciadamente para sus desencantados votantes, los populistas habitan en una realidad paralela a la del resto de españoles. Mientras la amplia mayoría de ciudadanos anhelan que el nuevo Ejecutivo asiente definitivamente el bienestar recobrado, ellos se empecinan en nomenclaturas belicistas, épocas que no vivieron y luchas que jamás libraron. Nunca hasta ahora en la historia de España un partido nuevo había nacido tan viejo.

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