Urkullu seguirá siendo lehendakari… Y Sánchez secretario general

Urkullu seguirá siendo lehendakari… Y Sánchez secretario general
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Como todos suponíamos, Urkullu seguirá siendo lehendakari tras las primeras elecciones vascas que han resultado predecibles en los últimos años. En 2009 los vascos fueron a votar con la izquierda abertzale ilegalizada por primera y única vez en la democracia. Además el candidato jeltzale, Ibarretxe, tratando de recoger el voto de los ilegalizados proetarras, había radicalizado su discurso al punto de llegar a proponer una consulta soberanista ilegal en octubre de 2008, que fue finalmente impedida por el Tribunal Constitucional (TC). A Ibarretxe le salió fatal la jugada alejando a sus propios votantes y perdiendo la Lehendakaritza a favor del socialista Patxi López, a quien regaló el cargo un PP que sólo recibió a cambio su desprecio eterno. Más tarde, el 20 de octubre de 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada con lo que las siguientes elecciones, celebradas justo un año después, fue la primera vez que los vascos votaron sin la amenaza terrorista. Pero con los proetarras de nuevo legalizados por 6 votos a 5 en el TC. En estas circunstancias y pese a conseguir aún 3 escaños menos que Ibarretxe en su derrota de 2009, Urkullu fue investido lehendakari sólo con los votos de sus 27 diputados, frente a los 21 votos conseguidos por la candidata de Bildu, por la abstención de los 16 socialistas, los 10 del PP y el de UPyD.

En esta ocasión no se esperaban sorpresas. La posibilidad de que un bloque a la Navarra entre los extremistas de Bildu y Podemos, consiguiera más escaños que el PNV, que finalmente no ha ocurrido, no habría tenido en realidad efectos prácticos ya que socialistas y populares siempre evitarían que alcancen el poder entregándoselo a Urkullu, quien ni siquiera necesitaría ofrecer nada a cambio. Tan sólo quedaba la duda de si el creciente desprestigio de Podemos, a los que cuanto más se les conoce menos se les vota, les llevaría, de ser los más votados el pasado 26J, a ser segundos o terceros, como finalmente han sido.

En clave nacional no es probable que el PNV modifique su posición por estos resultados. En realidad para la investidura no necesitan ni al PSOE ni al PP, ya que su única alternativa son los extremistas y a estos sí que no los van a apoyar ninguno de los dos. Pero es trascendente que el PNV suma mayoría absoluta tanto con el PSOE como con el PP, pero también con Bildu y hasta con Podemos; por lo que lo más probable es que vaya cambiando de apoyo según le convenga en cada caso. Un PP liderado por un Alfonso Alonso que se ha demostrado tan poco atractivo como su madrina, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría; aunque ambos podrán decir que la sangre finalmente no ha llegado al río, ya que, contra lo pronosticado, sólo han perdido uno de los 10 diputados que hicieron dimitir a Basagoiti tras las pasadas elecciones. También parecía claro que Ciudadanos no iba a ser capaz de mantener el escaño de UPyD.

Pero sobre todo interesaba ver cómo de bajo es capaz de caer el PSOE y seguir soportando el lastre de Pedro Sánchez. Con toda seguridad Sánchez va a vender como un enorme éxito haber perdido 7 escaños, obteniendo de nuevo los peores resultados históricos de su partido, ya que había encuestas que decían que aún iba a perder alguno más. Y es que algo tendrá que decir, ya que no piensa dimitir. Sánchez tiene asegurada la Secretaría General del PSOE haga lo que haga y pierda lo que pierda, simplemente porque no existe otro candidato, ni mejor —que lo sería cualquiera— ni peor que él —que ya es difícil hasta de imaginar—. Lo único que tiene que hacer Sánchez es entretener al público con sus trucos de mago malo; ‘misdirection’ que distraen la atención sobre su único objetivo: ser el candidato del PSOE en unas terceras elecciones en las que está convencido de que mejorará su posición frente a su único oponente, que no es Mariano Rajoy ni Susana Díaz, sino Pablo Iglesias, quien sigue cuesta abajo y sin frenos; al tiempo que intenta hacer creer que tendremos que votar de nuevo por culpa de los demás, porque él ha intentado evitarlas. Y si no… al tiempo.

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