Mariano Rajoy Troll

Mariano Rajoy Troll

Arrancó la segunda sesión de investidura del miércoles una vez cumplido el trámite de la primera por parte de Rajoy: provocar la hibernación y el sopor de las 213 señorías ajenas a la bancada del Partido Popular. Las noveles, las ciudadanas que habían pasado agosto en el fragor de la negociación, trataron infructuosamente de no sucumbir al sopor. Amonestando al presidente en funciones por su falta de alma y poesía. Por su falta de pasión. Pensando quizá que entraban a un concierto de los Pet Shop Boys. También Sánchez, recién llegado de los canutazos vespertinos frente a Pachá Ibiza, reprochó a Don Mariano la fatiga que le produjo su intervención. Nada plúmbea, sin embargo, cuando se situó frente a las trincheras soberanistas de Tardá y Rufián para recordarles que el pueblo español es el único soberano de la nación. Cómplice del cámara de RTVE que repasaba uno a uno a la cantera del podemismo cuando se refirió al “radicalismo y la ineficacia que sólo es capaz de grafitear alguna falsa solución”.

La carga de Rajoy se reservaba para la segunda jornada. Para deleite de los parlamentarios el pontevedrés se convertía sin el menor esfuerzo en un trasgo parlamentario y socarrón. Pulverizó a Sánchez con una de esas carcajadas que nunca esboza y que siempre indignan el doble por lograr lo imposible: exhibir la chanza y el gozo con el gesto austero. Lo pulverizó al reconfortarle impostadamente asegurándole que “las terceras elecciones no se celebrarán en Navidad puesto que usted dice que no las habrán. Y como me fío de su palabra no me preocupa que éstas vayan a celebrarse cuando usted dice que no se van a celebrar”. Ni en el mejor troleo la izquierda manejó de forma tan obscena la condescendencia. Frente a Iglesias que atendió desconcertado a su transformación. Le vio pasar de parábola conservadora a troll, y tras sufrirle dedicó casi un tercio de sus réplicas de tres minutos a reconocer la retranca gallega del candidato que le ninguneaba con la osadía de un podemita. En ese momento Pablo se lo hubiera llevado de birras.

En ese momento, el discurso de Sánchez quedó en el olvido, y Rajoy logró que, en la memoria del espectador, quedaran únicamente sus chanzas y la defensa a la desesperada del líder de Podemos que, vestido de azul cielo y ante el nuevo trol conservador de Hugo Boss, se encorvó para revelar de forma previsible su próximo ataque: el recuerdo de ex camisas azules falangistas jurando el cargo en el PP. Escondiendo a los zorros de Primo de Rivera que se le colaron en gallinero podemita. Al propio Sáenz de Ynestrillas y a Llanos Alonso, líder y fundador del Círculo de Transportistas de Podemos. Don Mariano estuvo clemente incluso al recordar a Iglesias que tienen el dudoso honor de ser los nuevos fachas del siglo XXI: “¿Es usted el único demócrata de esta sala? Porque yo nunca le he reprochado que levante el puño en el hemiciclo. Siempre que no sea obligatorio, señor Iglesias”.

Tras la puesta en escena de este miércoles, quedan dos días de escenificación política que no resolverá en forma alguna el escenario de bloqueo, ya que, según altas instancias del PSOE, el pacto de facto entre las principales fuerzas políticas está firmado. Según él, las elecciones vascas traerán el nuevo intento de Rajoy con el sí de Pedro Quevedo, candidato de Nueva Canaria, y la de los cinco diputados que conforman el PNV del airado Aitor Esteban. Si el rumor se cumple, espero que el troll vivaz que he visto en Don Mariano sepa empujar con la misma osadía.

Lo último en Opinión

Últimas noticias