Las siete claves para entender los efectos del Brexit

Las siete claves para entender los efectos del Brexit

1. La salida de Reino Unido se produce en un momento de crisis existencial del proyecto europeo, sacudido por las secuelas económicas, políticas, sociales y financieras derivadas de la Gran Recesión, por un anémico crecimiento postrecesivo y agravadas por la avalancha de refugiados procedentes de la situación existente en Oriente Medio. En este contexto, el adiós a Europa tiene implicaciones de una extraordinaria gravedad. Este es el aspecto relevante con independencia de cuál sea el impacto del Brexit sobre la economía de Gran Bretaña. La manifestación inmediata de ello es la pésima evolución de los mercados de capitales, lo que forzará a una acción rápida del BCE para, por ejemplo, mantener bajo control las primas de riesgo y la estabilidad financiera.

2. La economía británica es una potente fuente de demanda de los bienes y servicios producidos por los países continentales. Las importaciones británicas representan un 8% del PIB de Holanda, un 12% del irlandés, un 4% del checo, un 3% del danés, un 7% del belga o un 2,3% del español por citar algunos ejemplos. Si la Unión Europea decide castigarlos con una nueva versión del napoleónico bloqueo continental o se produjese una fuerte caída de los flujos comerciales británico-continentales, el efecto negativo sobre buena parte de las economías continentales sería muy significativo, sobre todo, en un escenario de bajo crecimiento en Europa.

3. Britania es el segundo contribuyente neto al presupuesto comunitario detrás de Alemania. Aporta el equivalente al 0,5-0,6% de su PIB a las arcas de la UE lo que representa aproximadamente el 7% de aquel. Su salida de las instituciones continentales se traducirá bien en un recorte proporcional de los gastos bien en un aumento de las contribuciones procedentes de otros Estados. En las actuales circunstancias económicas y políticas europeas, ambas medidas serían difíciles de acometer.

4. La salida del Reino Unido altera de manera sustancial el equilibrio de poderes en la UE. Bajo las actuales reglas de votación del Consejo Europeo, los Estados más liberales -Britania, los Nórdicos y Holanda- suponen el 25% del voto en ese órgano. Este grupo ha sido paladín de la oposición a numerosas iniciativas intervencionistas y del impulso a la agenda reformista de la UE. Junto a Alemania llegan al 35%. Es decir, la minoría suficiente para bloquear cualquier propuesta iliberal. Esa capacidad de veto desaparece con lo que los Estados con mayor propensión al estatismo tendrían mayoría. En una Europa muy estatizada, necesitada de reformas contra su esclerosis y con una creciente resistencia a aplicarlas, la pérdida del contrapeso británico sería una verdadera tragedia.

5. El adiós de Gran Bretaña a la UE alimenta las fuerzas euroescépticas de izquierdas y de derechas cuya fuerza es ya significativa en muchas naciones del continente. Hay pues serias posibilidades de un contagio político con un elevado potencial centrífugo. Esto conduciría en el extremo a que otros Estados decidiesen seguir el ejemplo británico y, en todo caso, a intensificar las presiones populistas dentro de ellos para satisfacer unas demandas que resultan incompatibles con el marco institucional vigente en la UE. En este contexto, las presidenciales francesas del año próximo adquieren un tinte dramático. El Brexit introduce a Europa en una espiral desestabilizadora de muy difícil control.

6. Por su historia, por su red de relaciones globales, por su potencia diplomática y económica, Gran Bretaña es un sofisticado soft power y un nada despreciable poder militar. El abandono británico de la UE supondría sin duda alguna una pérdida de su ya mermada capacidad de influencia en la escena internacional. En términos geopolíticos y geoestratégicos, en un mundo inestable e incierto, esto es un grave e insoluble problema. Europa que es un gigante económico en horas bajas se transformaría en un enano político a escala mundial.

7. El Reino Unido es uno de los principales socios comerciales de España, uno de los principales destinos de la inversión española en el mundo y un inversor relevante en España. En consecuencia, al menos en el corto plazo, el Brexit tiene un impacto negativo sobre las compañías con fuertes intereses en Reino Unido, que se están viendo afectadas con mucha intensidad y cuyo comportamiento bursátil está acusando de manera intensa el Brexit.

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