Deshojando la margarita

Deshojando la margarita

En Barcelona ha tenido lugar la presentación del grupo de expertos del Partido Socialista para afrontar los retos de cara a estas nuevas elecciones generales. No es casualidad que haya sido en Cataluña, de la mano de Batet —eliminando el rastro de Chacón—, intentando forzar los guiños a un territorio que le está dando todos los quebraderos de cabeza a una formación que ha ido modificando su discurso respecto a la autodeterminación durante toda su historia. El reciente mensaje del PSOE no ha conseguido calar en la sociedad ni hacerse entender. El proyecto federalista parece ininteligible y cuando se ha abordado esta cuestión —la del «conflicto catalán» según el experto Cámara—, siempre se ha llenado de líneas rojas en lugar de puertas abiertas.

A pesar de limitar las intervenciones de los expertos a escasos dos minutos, generando no pocas quejas por ello, es justo decir que se plantearon cuestiones interesantes. Es cierto que el formato no daba pie a profundizar, pero se presentaron las suficientes pinceladas como para poner la miel en los labios de quienes queremos saber qué conejo sacará ahora de la chistera el PSOE. Una batería de propuestas atractivas que, de no ser por la enorme sombra que cae sobre ellas —la que deja el pacto con Ciudadanos—, serían hasta creíbles. Figuras como Josep Borrell le dan un gran empaque a este equipo. Este referente del socialismo ha decidido ayudar, apelando al momento de urgente necesidad de un partido que agoniza.

Nadie mejor que él para empatizar con un Sánchez al que le llueven los puñales desde los territorios —siempre por la espalda y disimulando. Intuyo en la participación de Borrell un comportamiento de responsabilidad más que de ilusión. Y chirría esa heterogeneidad que solamente alguien sin poso ideológico como Pedro podría intentar conjugar: mezclar aceite con agua, como son Jordi (Sevilla) y Josep. También ha pasado inadvertida para diarios y noticieros la intervención del responsable de la reforma constitucional, el catedrático Cámara, quien ha dado importantes pistas sobre la apuesta socialista por una España federal: presentar una reforma que incluya un referéndum a todo el pueblo español que será completado por consultas territoriales posteriores. Una conjugación de «modelo centralizado bajo los criterios del federalismo».

Nadie se ha hecho eco de la referencia de JES —así se le llama al cerebro de estrategia en las filas socialistas, José Enrique Serrano— al citar a Manuel Azaña en su intervención sobre la reforma de la Administración Pública. Como tampoco parece haberse percatado de la garrafal metedura de pata de la encargada de Igualdad, Carmen Montón, quien trató de hacer un paralelismo entre la República y la democracia —como si fueran antagónicas—, demostrando a todas luces que muy probablemente no entienda que precisamente hoy tenemos menos democracia que en tiempos de Clara Campoamor -a quien ella cita-, puesto que la soberanía popular residía de manera efectiva en el pueblo y hoy, por encima de todos nosotros, hay un monarca que ha «heredado» por línea sanguínea su legitimidad. La imagen elegida para esta campaña es una margarita y un gran «Sí». Como si fuera el azar quien tuviera que decidir sobre nuestro futuro. La rosa queda enterrada, a pesar de apelar a las esencias y parafrasear a Luis Enrique con aquello de «el PSOE gana cuando es el PSOE». Quizás debería entender Pedro Sánchez que «con este PSOE, no sólo pierde él, sino la sociedad».

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