Imbéciles

Imbéciles

La mezcla exacerbada de ignorancia y envidia suele dar como resultado grandes disparates. Tal es el caso del colectivo Justicia Deportiva, simpatizante del Fútbol Club Barcelona que ha registrado una petición en el portal de Internet ‘Change.org’ para que la UEFA invalide las cinco primeras Copas de Europa del Real Madrid, que van de manera consecutiva de 1956 a 1960. Para ahondar en el ridículo de dicha propuesta, este usuario respalda su petición amparándose en “los valores que representan el deporte y la democracia”. Un dislate que intenta justificar con el contexto político de aquellos años en España, como si una cosa tuviera algo que ver con la otra. El denunciante, tan largo de osadía como corto de razones, parece ignorar los hechos esenciales de la historia del fútbol que, al menos en el viejo continente, vienen de la mano de la Copa de Europa y del propio Real Madrid.

De hecho, fue el equipo blanco, con el impulso de un presidente visionario como Santiago Bernabéu, quien inauguró la idea en 1955 junto con la Unión de Asociaciones de Fútbol Europeas (UEFA) y con el apoyo posterior de otros 18 equipos. Una iniciativa que se consolidó con los años hasta convertirse en la competición futbolística más importante a nivel internacional después de Mundial y Eurocopa. Por esta competición han pasado algunos de los mejores jugadores de la historia como el propio Alfredo Di Stéfano, líder indiscutible del Real Madrid en los primeros cinco triunfos, Johan Cruyff y su mítico Ajax, Franz Beckenbauer con el Bayern o aquella generación irrepetible que juntó a Baresi, Van Basten, Gullit y Paolo Maldini con Arrigo Sacchi en el banquillo para mayor gloria del AC Milan. Una competición que gracias al Real Madrid se convirtió en lo que es hoy: un imponderable fenómeno de masas que mediante sus ingresos ha incidido de manera decisiva en la profesionalización del fútbol.

Este próspero negocio deportivo ha servido para que equipos de menor tradición también se hagan un sitio en la élite internacional. El ejemplo más claro es el propio Barcelona. Club prácticamente inexistente en la competición hasta 1992 y que ahora es el cuarto más laureado. Por lo tanto, la petición de Justicia Deportiva es, cuanto menos, pueril, ya que sin la iniciativa de aquellos pioneros, la Liga de Campeones jamás hubiera llegado a ser lo que es hoy en día. Discutir la supremacía del Madrid —nombrado mejor equipo del siglo XX por la FIFA— en el torneo en base a este tipo de disparates es como cuestionar si el fútbol debe jugarse con un balón. El Real Madrid es a la Champions lo que un padre a sus hijos: insustituible. Un equipo que, además, sigue haciendo historia en la competición y que el próximo 28 de mayo jugará ante el Atlético de Madrid la revancha de hace dos años en Lisboa. Eso también es histórico, ya que hasta 2014 jamás habían llegado al último partido dos equipos de la misma ciudad. No es de extrañar, por tanto, que decir «historia» en esta competición sea decir Real Madrid. Historia sólida e incorruptible. Por mucho que les pese a Justicia Deportiva y al resto de los 21.000 firmantes de esta fútil ocurrencia.

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